Editorial

Freno en deterioro en las expectativas

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Tras el inesperado mejor Imacec de agosto, que alimentó la declaración del ministro de Hacienda en cuanto estarían comenzando a verse “señales primaverales” en la economía, una serie de nuevos antecedentes parecen converger en la línea de que al menos se estaría frenando el deterioro de las expectativas.

Más allá de la polémica que en su momento produjo la declaración ministerial (que por cierto trajo inmediatamente a la memoria los puntos de inflexión vistos por su destituido antecesor en el cargo hace dos años), en los últimos días tanto la medición de percepción de los consumidores de Adimark como el Índice de Expectativas Empresariales de la Cámara de Comercio, han comenzado a mostrar primeros síntomas de cambio en los estados de ánimo, a lo que se sumaría la Encuesta sobre Créditos Bancarios divulgada ayer por el Banco Central, que reflejó una disminución del número de bancos que ven una demanda más débil de créditos hipotecarios y de consumo.

La pregunta que surge es si efectivamente el país se encuentra ante un cambio relevante en la curva o sólo frente a señales que alejan el fantasma de deterioros adicionales a los magros rendimientos vigentes. A la luz de las previsiones de crecimiento para el año y otros datos de actividad sobrevinientes, así como el que para 2017 no se aprecia un cambio significativo de condiciones que pueda alentar una expansión más cercana a los ya debilitados niveles de PIB potencial, todo apuntaría a que lo que se ha visto en estos días es más lo segundo que lo primero. En ese sentido, un punto de inflexión real requerirá de más tiempo y señales más claras que movilicen de verdad a los agentes económicos.

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