Hidrógeno verde, una apuesta con sentido

n reciente artículo del Financial Times vuelve a resaltar el potencial de Chile como futuro productor de “hidrógeno verde”, que algunos consideran el combustible del futuro, tanto porque se produce a través de energías limpias y no genera emisiones, como porque los avances tecnológicos de los últimos han reducido considerablemente el costos de esas energías alternativas (hasta en 80% respecto de hace una década en el caso de la solar).

Las potencialidades de Chile como productor de hidrógeno verde radican, precisamente, en las condiciones especialmente favorables para la generación solar y eólica en el norte del país, donde la industria minera podría convertirse en el principal consumidor del combustible, a la vez que ser determinante para impulsar su desarrollo y extender sus usos. Para ponerlo en perspectiva, “Chile podría estar exportando US$ 30 mil millones de hidrógeno verde para 2050. Esa es la cantidad de cobre que exportamos hoy”, asegura el ministro de Energía del país.

Hay señales de que tanto el mercado como el Estado y mundo político son cada vez más conscientes de las oportunidades que esto podría abrir para nuestro país en un plazo relativamente corto, quizás dentro de esta década. Si se crean condiciones para un mercado de este combustible, podría sumar a los esfuerzos de reactivación económica, además de acercarnos a las metas de reducción de emisiones de gases con efecto invernadero fijadas a 2030.

Que ello ocurra exigirá una combinación de inversión de capitales privados y medidas de impulso estatal, principalmente a través de una regulación bien diseñada. Y también, por cierto, inversión de capital político para mantener el foco de esta política más allá de uno o dos gobiernos sucesivos.

Si es correcto el estimado de que la inversión global en hidrógeno verde a 2030 podría rondar los US$ 500 mil millones (y cinco veces más en 2050), se trata de una apuesta en la que vale la pena que Chile ponga fichas.