Editorial

Incremento de la deuda pública

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Las cuentas fiscales han estado en el centro de la discusión en el ámbito económico prácticamente desde que asumió el nuevo gobierno.

Una buena parte del debate ha tenido relación con la controversia que generaron las declaraciones del ministro de Economía, José Ramón Valente, sobre el mayor déficit estructural detectado por el Consejo Asesor Fiscal y su impacto en el erario nacional.

Pero no ha sido el único asunto controversial. Los cambios a la reforma tributaria, así como el ajuste presupuestario que ha anunciado Hacienda, también han estado presentes en el debate.

Otro aspecto vinculado con estas cuentas se relaciona con la deuda pública. Diversas autoridades, de esta administración y de la anterior, han enfatizado que no es preocupante ni está disparada en términos de monto total o como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, sí inquieta su rápido crecimiento en los últimos años.

Desde 2013, las acreencias fiscales se han duplicado, pasando de US$ 33 mil millones a US$ 66 mil millones a diciembre del año pasado, mientras que su peso en el PIB subió de 12,7% a 24% en el mismo período.

Es una tendencia que debe revertirse. Una deuda que se expande velozmente puede llevar a que su nivel se vuelva insostenible y aunque el país está aún lejos de eso (Chile tiene, por ejemplo, una deuda 14 puntos porcentuales inferior al promedio de América Latina), debe poner atención a cómo evoluciona, porque no es fácil combatir las presiones de gasto y, con ello, las crecientes necesidades de financiamiento.

Un dato adicional: sólo en los años 2016 y 2017 el endeudamiento público subió el equivalente a 2,5 puntos del PIB.

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