Editorial

Inesperado giro en perspectiva para Perú

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El 2016 estaba terminando y el panorama para Perú era auspicioso. Pedro Pablo Kuczynski había asumido la presidencia en julio y los mercados estaban entusiasmados con su plan para destrabar inversiones.

El país cerraba el año con una expansión de 4%, más del doble que Chile, y las perspectivas sólo podían mejorar a medida que repuntaba el cobre.

Pero en diciembre, la constructora brasileña Odebrecht reconoció haber pagado sobornos a cambio de concesiones, haciendo estallar uno de los mayores escándalos de corrupción en la historia del país. Pocos meses después se reveló que la misma compañía había financiado campañas políticas con aportes ilegales.

La semana pasada la crisis finalmente llegó hasta el propio presidente, luego de que la constructora asegurara haber pagado millonarios montos por asesorías a una firma ligada a Kuzcynski cuando era ministro.

La oposición, que tiene amplia mayoría en el congreso, aprovechó la oportunidad para pasar a la ofensiva y está impulsando un proceso de vacancia, que se votará el jueves. De ser aprobado, llevaría a la salida del mandatario en apenas una semana desde el inicio de la crisis.

El primer y la segunda vicepresidenta ya han prometido que no renunciarán, lo que significa que no se convocará a nuevas elecciones, y por lo tanto, es probable que se instale un prolongado escenario de incertidumbre, lo que más odian los mercados.

La Cámara de Comercio de Perú anticipa una caída de la inversión y Moody’s prevé efectos sobre la clasificación.

Así, en apenas un año, las perspectivas para el país han dado un inesperado y drástico giro para mal.

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