Editorial

La Convención en un nuevo escenario

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l Acuerdo para una Nueva Constitución fue adoptado a multas de 2019 al calor del ambiente de maximalismo que imperaba en medio del violento estallido del 18-O. Maximalismo de la violencia vandálica, desprovista ya a esas alturas de todo character de protesta social; de la radicalización política, con peticiones de destituir al Presidente y convocar a elecciones inmediatas; de las expectativas sociales de cambios profundos y veloces, alentadas desde la misma clase política, en un intento de "huir hacia adelante" de una crisis que tenía mucho que ver con sus propios errores y falencias.

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El plebiscito constitucional de octubre de 2020 y la elección de la Convención Constitucional (CC) en mayo pasado se nutrieron de ese ambiente maximalista. Y sin duda el desempeño de la CC en estos meses ha reflejado, de muchas y lamentables maneras, esa aspiración refundacional que entiende el borrón y cuenta nueva -y no la reforma- como única vía de progreso institucional.

Tanto el resultado presidencial como el parlamentario en las elecciones del domingo pasado obliga a los convencionales -y especialmente a su mesa directiva- a recordar que su misión central es acordar y proponer una nueva Constitución, en un marco de diálogo y respeto democráticos, no conducirse como actores políticos ni mucho menos como otro poder del Estado. Ya sondeos recientes mostraban una sensible baja en la aprobación ciudadana de la CC, pero el hecho de que la primera mayoría relativa la obtuviera el candidato presidencial más crítico de ese proceso no puede ser pasado por alto, como tampoco que el nuevo Congreso difícilmente será acrítico acerca de cómo prosiga hacia adelante dicho proceso.

Esto es una buena noticia para la Convención. Genera incentivos para centrarse en el debate y redacción de la nueva carta, y para moderar la agenda de los convencionales más rupturistas y menos dispuestos a dialogar con visiones distintas, ya que la sociedad chilena no ha suscrito en las urnas el maximalismo radical surgido del 18 -O. Y si la Convención escucha ese mensaje, será una buena noticia para Chile.

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