La crisis política se suma a la económica en Brasil
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Mientras la crisis económica en Brasil sigue profundizándose, la situación en el ámbito político parece estar empeorando aún más rápido.
La semana pasada estuvo marcada por una serie de derrotas de la presidenta Dilma Rousseff en el congreso, que aumentan las dudas de los inversionistas sobre su capacidad para poner equilibrio en las cuentas fiscales. Y peor aún, en medio de una serie de iniciativas que buscan impugnar su mandato, aumenta la incertidumbre sobre si será capaz de completar su período.
Las impopulares medidas de ajuste han hundido el apoyo a Rousseff entre los electores a un mínimo histórico, pero la mandataria ha reiterado que no le teme a sus detractores y que está dispuesta a asumir los costos.
Los políticos que integran su base de apoyo, sin embargo, no piensan igual. Temerosos del castigo del electorado, muchos de los parlamentarios de la coalición gobernante han votado en el congreso en contra de los ajustes. En medio de un gigantesco escándalo de corrupción que ha golpeado transversalmente a todos los sectores políticos, los legisladores parecen más preocupados por salvar sus propias carreras que de llevar al país de regreso a un rumbo sustentable. Y no se avisora una salida en el corto plazo.
