Editorial

La lógica de las revisiones a la baja

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En los últimos meses se ha comenzado a hacer cada vez más frecuente el ejercicio de revisar las estimaciones de actividad, inversión, producción y ventas sistemáticamente a la baja. Si bien hace cosa de un año algunas autoridades y expertos se animaban a sugerir que las curvas registrarían desempeños de "menos a más", lo cierto es que el recorrido reciente de los indicadores (descontados giros accidentales) dan cuenta más bien de una situación de estancamiento.

Ayer el Banco Central, al dar a conocer su Informe de Política Monetaria (IPoM) del mes de septiembre hizo lo propio con sus estimaciones para el año y fijó una primera aproximación de lo que podría producirse en 2016, año para el cual prevé un crecimiento dentro del rango de 2,5% a 3,5%, el que a medida que avance el tiempo por cierto que podría ser objeto de revisiones.

El ejercicio, indeseable para cualquier país, de tener que revisar a la baja en forma sistemática sus pronósticos tiene como antecedentes una situación a estas alturas casi crónica de expectativas golpeadas y un cuadro que ha sobrevenido de peor entorno externo, combinación que no permite tener miradas especialmente alentadoras hacia adelante.

Como el deterioro del marco externo, con economías relevantes para Chile como China y Brasil afectadas, junto a otras situaciones desfavorables que escapan al control interno, llevan necesariamente a inquirir acciones internas que permitan salir de esta dinámica perversa de revisiones a la baja, cuya mayor amenaza de largo plazo puede ser en definitiva crear una lógica conformista, en donde crecer a niveles de 1% y 2% no parezca algo tan malo.

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