Editorial

Ley de Presupuestos y ejecución del gasto

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Esta semana vence el plazo para que el gobierno envíe al Congreso su último proyecto de Ley de Presupuestos, uno que ejecutará la nueva autoridad que elija el país y sobre el cual el ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, ha dado algunas pistas.

Una de ellas, y probablemente la que más expectación genera entre los economistas, es el aumento del gasto público, pues representa una señal más o menos clara respecto del compromiso gubernamental con cuentas fiscales sanas, aunque en esto también es muy relevante la justeza de los supuestos que le sirvan de sustento, en crecimiento, estimación de ingresos y precio del cobre, entre otros. Lo conocido, hasta ahora, es que el ministro Eyzaguirre les adelantó a parlamentarios de la Nueva Mayoría que las proyecciones de aumento del gasto y de actividad para el próximo año oscilarían en torno al 3%.

Les informó asimismo que los ejes en el gasto 2018 estarán en educación, salud y seguridad. Es relevante considerar en este punto que un buen proyecto, con partidas bien calculadas, implica revisar lo que se ha estado haciendo, pues llama la atención que un alto porcentaje de programas evaluados por la propia autoridad resultan con evaluaciones insuficientes y, además, según se informó la semana pasada, a fines del primer semestre la mayoría de los ministerios arrojaba una ejecución inferior al 50% de su gasto autorizado, lo que no parece una gestión del todo eficiente.

Los mayores ingresos por la reforma tributaria y expectativas de reactivación económica podrían dar espacio a un mayor gasto, pero, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, las proyecciones pueden ser, a veces, muy optimistas y convertirse en un riesgo.

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