Editorial

Líderes en desarrollo humano

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oncentrada en los variados focos de discusión y conflicto que dan forma a la agenda pública, en la prensa pasó a segundo plano una noticia positiva que, precisamente, ayuda a mirar nuestra agenda de años recientes con cierta renovada perspectiva.

Porque si el discurso predominante ha sostenido la existencia de un profundo “malestar” de la sociedad chilena consigo misma —fruto de la supuesta decepción ante las promesas incumplidas del modelo de desarrollo—, el Índice de Desarrollo Humano publicado por el PNUD socava seriamente esa premisa. No sólo porque Chile aparece en el puesto 44 entre 189 países y como el primero en América Latina —de por sí un resultado notable—, sino porque ello consigna un progreso sostenido a lo largo de los últimos 27 años. Una mejoría que, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, ha sido posible “sobre la base de una combinación equilibrada de crecimiento económico y políticas públicas”.

Valorar este buen resultado no es expresión de un sesgo “economicista”, como algunos dirían, puesto que el índice se construye sobre múltiples parámetros de desarrollo además del ingreso, entre ellos, condiciones de salubridad, esperanza de vida, vivienda y escolaridad. En síntesis, es un buen baremo para evaluar el grado de progreso material y social más allá de la capacidad de compra, y la posición de Chile ratifica el buen sentido de la dirección que tomó hace décadas, que hoy es criticada desde sectores que ignoran o niegan lo mucho que se ha avanzado gracias al modelo de economía social de mercado y democracia representativa.

El índice del PNUD no esconde problemas pendientes, como el grado de desigualdad, ya sea de género o de ingreso. Abordarlos es preciso, pero la experiencia indica que lo más seguro es hacerlo con la misma combinación virtuosa de crecimiento económico y políticas públicas que tan bien ha funcionado. Son más los países que han logrado avances permanentes de esa manera, que impulsando refundaciones tan voluntaristas como efímeras.

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