Editorial

¿Mal inglés… o mala educación?

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Imagen foto_00000003os resultados del Estudio Nacional de Inglés, entregados la semana pasada por la Agencia de Calidad de Educación, son preocupantes, pero no pueden sorprender a nadie que haya seguido de cerca el debate nacional sobre educación de los últimos años. En síntesis, muy malas noticias: siete de cada 10 estudiantes de 3° Medio no tienen el nivel de manejo del inglés que se espera para 8° básico. Más grave aun es que el 40% de los profesores del idioma apenas tiene una certificación básica, en lugar de la intermedia que se les exige a todos.

Desde luego, es lamentable que un porcentaje tan bajo de los jóvenes chilenos domine el único idioma que el país ha estimado conveniente hacer parte obligatoria del currículum escolar. Las ventajas personales y laborales que supone hablar inglés no necesitan explicación, por eso resulta tanto más incomprensible que no las aproveche un país que se precia de estar entre los más globalizados del orbe. Si el aprendizaje de otra lengua es, como se dice, una ventana a nuevas formas de entender el mundo, entonces para la mayor parte de los estudiantes chilenos el horizonte sigue siendo decepcionantemente estrecho.

Pero estos resultados también ilustran las consecuencias de una discusión educativa que por años ha estado mal enfocada. Mientras el consenso de expertos y padres era que la calidad de la educación debía ponerse al centro de la agenda —porque a fin de cuentas, sólo la educación de calidad importa—, fue la preocupación por el acceso lo que primó en el debate (gratuidad y selección). En el camino dejaron de discutirse, mucho menos enfrentarse, datos tan alarmantes como que sólo el 5% de los adultos con estudios superiores tiene una comprensión lectora alta —una falla que empieza en la infancia—, cuando el promedio en la OCDE es de 21%.

Lo anterior significa, sin lugar a dudas, que el bajo nivel de estudiantes y profesores chilenos no es sólo en inglés. Mientras la calidad no vuelva a adueñarse de la discusión pública sobre cómo se educan nuestros jóvenes, que no hablen otro idioma será el menor de nuestros problemas.

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