Modificar el Fondo Común Municipal, atacar la desigualdad

stos días de crisis han hecho evidente la necesidad de implementar cambios que enfrenten nuestros déficits institucionales y sociales, que por supuesto existen. Lo indispensable es que estos cambios no sean a costa de todo lo positivo que se ha materializado en las últimas décadas, y que no se pase a llevar algo que ha sido un amplio consenso de todos los sectores: la estabilidad macroeconómica, expresada fundamentalmente en la sostenibilidad fiscal. La historia de la región, al igual que la nuestra, enseña que los incrementos insostenibles de gasto público son un lastre para la prosperidad y el desarrollo.

Las medidas anunciadas por el gobierno en su agenda social suponen un importante esfuerzo fiscal y están focalizadas en las necesidades que parecen más acuciantes. Pero el país lleva una década de déficit fiscal y años de crecimiento decepcionante, por lo que avanzar más por esa vía no sería prudente.

Por otra parte, un aspecto destacable del paquete de medidas que anunció el Presidente Piñera es la modificación de la distribución de los recursos del Fondo Común Municipal, algo que enfrenta en forma clara y directa un problema de desigualdad y segregación que tiene el país. Esto, porque es difícil justificar la situación actual, en que las comunas de altos ingresos tienen un gasto municipal por habitante diez veces superior al de municipalidades pobres. Ello fomenta la segregación, entregando servicios públicos muy superiores a los sectores de altos ingresos y que, de paso, contribuyen a una mayor plusvalía de sus viviendas.

Parece del todo razonable modificar esta política y el gobierno haría bien en darle mayor realce. Debe considerarse, también, que si sólo el 20% de la población paga contribuciones, implementar una política de este tipo significa que los sectores de altos ingresos harán entonces una contribución directa y significativa a la calidad de vida de sus compatriotas menos afortunados. Eso es algo en lo que todos queremos avanzar.