Editorial

No es hora de debilitar a los partidos

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a elevada dispersión del voto entre un nutrido universo de independientes elegidos a la Convención Constitucional confirmó la mala evaluación ciudadana de la política tradicional, que la encuesta CEP de abril había estimado en niveles abismales de 2% y 8% de aprobación para los partidos y el Congreso, respectivamente.

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Es un momento, entonces, para que los partidos políticos hagan una profunda (y dura) reflexión sobre cómo han llegado a perder de tal manera la confianza de los electores, pero siempre con miras a recuperarla, porque la democracia representativa descansa en un sistema de partidos fuerte que canalice las demandas y sirva los intereses de los ciudadanos.

La inclusión de listas independientes en la Convención Constitucional fue una forma de dar mayor legitimidad a ese cuerpo, en buena parte teniendo en cuenta el desprestigio de las instituciones políticas y las elites dirigentes (no sólo en los partidos). No se sigue de ahí que sea igualmente defendible -incluso viable- la idea de extender ese mecanismo a las elecciones parlamentarias, como propone un proyecto opositor ya ingresado al Congreso.

En efecto, tal como concluyó mayoritariamente un grupo de 35 expertos convocados por el Panel de Políticas Públicas de la UC y que consignamos en nuestra edición de ayer, una medida de ese tipo iría en desmedro de la representación democrática, con la multiplicación de tantas agendas como congresistas independientes y sin los requisitos de transparencia a los que deben someterse las colectividades políticas. En ese ambiente atomizado, sin proyectos colectivos, el diálogo y la negociación se harían virtualmente impracticables, terreno siempre fértil para el surgimiento de liderazgos populistas y soluciones simplistas, enfocados en el corto plazo y no en la construcción de mayorías estables.

Un contexto así favorecería un Congreso de “trincheras” y una lógica de cálculo electoral cortoplacista constante, paradojalmente dos críticas que se le hacen al actual Legislativo.

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