Editorial

Optimismo con luz de alerta

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na contracción menos negativa que la esperada en el Imacec de julio (-10,7%), con una variación desestacionalizada positiva de 1,7% respecto de junio, ha permitido al Banco Central decir que la economía comienza a estabilizarse. Una noticia positiva complementada por las nuevas proyecciones d el IPoM conocido ayer: para el PIB de 2020 se ha ajustado al rango entre -4,5% y -5,5%, y para 2021 el rango proyectado se estrecha a un crecimiento entre 4% y 5%.

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Todo esto gracias a la disminución paulatina de las medidas de confinamiento que tenían a buena parte de la economía virtualmente paralizada, y, por cierto, se ha visto influido por las medidas de apoyo a las familias y las PYME, como también por el impacto transitorio sobre el consumo derivado del retiro de fondos previsionales.

La nota de cautela proviene de cuán factible es que la recuperación pueda ser sostenida en el tiempo. En este sentido, son preocupantes las señales del grupo de expertos periódicamente convocado por el Ministerio de Hacienda para que entregue sus proyecciones sobre el PIB tendencial, uno de los parámetros que se utiliza para confeccionar el presupuesto fiscal. Los valores que se dieron a conocer la semana pasada bajaron la estimación a 1,5% para 2021 (en mayo era un 1,9%), y en los años siguientes subiría sólo un 0,1% anual.

Esta variable, que mide la capacidad de crecimiento de mediano plazo de la economía a partir de los factores productivos disponibles, no muestra un futuro muy promisorio. Si estas cifras se hicieran reales, no sería posible dinamizar la economía creando las oportunidades de trabajo que el país necesita, ni tampoco recaudar los recursos fiscales adicionales requeridos para financiar gasto público adicional.

Obviamente, en la medida que aumente la inversión, que se recupere la utilización de mano de obra y que mejore la productividad, el PIB potencial va a aumentar, pero no es claro que estén dadas las condiciones, más aun en vista de la incertidumbre por la discusión constitucional. Así, es entendible que haya proyectos de inversión en compás de espera, con un costo importante en potencial de crecimiento y generación de empleos.

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