Editorial

Pensiones tras la pandemia, una dosis de realismo

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unto al urgente debate sobre las medidas sanitarias y económicas para hacer frente a la pandemia, también están comenzando discusiones sobre cuáles serán sus efectos de largo plazo, en áreas que van desde el teletrabajo a las clases en los colegios, o de las nuevas modalidades de comercio electrónico hasta la planificación de las ciudades, una vez que se extraigan suficientes lecciones de esta crisis.

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El sistema de pensiones es una de los ámbitos que casi con seguridad deberá incorporar la experiencia del Covid-19 en su desarrollo futuro, en Chile como en todas partes, según se desprende un estudio de la Universidad de Pensilvania publicado en nuestra edición de ayer. Si bien la investigación reconoce que muchos desafíos de los sistemas previsionales anteceden a la pandemia —envejecimiento demográfico, baja cobertura o lagunas de cotización, entre otros—, también advierte que el coronavirus pone presión a la solución de esos problemas, ya que es alta la probabilidad de que, por ejemplo, muchas personas adelanten sus jubilaciones (o las retrasen) debido a la incertidumbre que esta crisis siembra sobre el futuro de sus economías.

En particular, aspectos en los que Chile está en deuda —como el aumento de la edad de jubilación y una mejor educación financiera— adquirirán mayor urgencia a raíz de la pandemia. Ello, explicó a este diario la autora del estudio, porque “América Latina es un continente que envejece rápidamente y Chile envejece más rápido. Esto significa que los sistemas de reparto no serán viables en el futuro, ya que hay muy pocos trabajadores jóvenes para soportar la carga del creciente número de jubilados”.

Juicios como éste deberían servir para inyectar una necesaria dosis de pragmatismo en una discusión que es clave para la prosperidad futura de los trabajadores chilenos y sus familias, pero que con demasiada facilidad y frecuencia cae en reduccionismos voluntaristas que omiten sus complejidades, ya sea por una lamentable desinformación, o por un también lamentable oportunismo político.

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