Editorial

Portabilidad financiera: una idea con méritos

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na vez que estén actualizadas las normas sobre seguridad informática, según ha anunciado el superintendente de bancos, su entidad impulsará un proyecto de portabilidad financiera, que en términos generales busca que las personas puedan cambiarse sin costo a una nueva institución bancaria de su elección, junto con todos los productos y servicios que hayan contratado en su banco de origen.

El propio superintendente resumió bien el propósito y las virtudes de la idea: “Tiene que ver con el hecho de que las personas puedan elegir con mucha más independencia y acceder a la oferta de productos a los que tienen”, sostuvo, agregando que se trata de que “la gente tenga su información de manera rápida, expedita y vinculante (para) decidir si continúa con la misma institución o se cambia a otra que le ofrece mejores condiciones”.

Como se desprende del antecedente más directo, la portabilidad numérica, una medida como ésta tiene por efecto aumentar la competencia de los oferentes del mercado, presionando los precios a la baja en beneficio de los consumidores. Estos, además, han demostrado su respaldo al concepto migrando por millones entre las empresas del sector en los cerca de seis años que ha estado en vigencia. El alto interés que han evidenciado los lectores de este diario por la noticia es otra potente señal de lo que podría ser su alcance. Nuestra edición de hoy indaga en la experiencia española en busca de más claves al respecto.

Una medida como ésta conlleva evidentemente una gran complejidad, tanto desde el punto de vista conceptual como en la implementación práctica de sus principios. Por ello, más allá de las ventajas que parece tener a priori, debe ser estudiada y debatida en profundidad antes de ver la luz. Desde luego, sería positivo contar con el aporte constructivo de la industria y de todos los actores involucrados, con miras a reforzar la confianza y la solidez del sistema financiero.

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