Editorial

Presupuesto 2021 y discusión constructiva

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noche, al cierre de esta edición, se esperaba que la Cámara de Diputados concluyera la discusión en particular de las distintas partidas de gasto contenidas en el Presupuesto 2021 que propone el Ejecutivo, lo que ahora deberá continuar en el Senado.

El Gobierno anticipaba un debate complejo, incluso áspero, de varias de sus propuestas de gasto que la oposición ha criticado con dureza. Es cierto que algunas de las más polémicas, como la partida de recursos para Carabineros, finalmente lograron ser aprobadas —difícilmente se hubiera entendido un rechazo en las circunstancias por las que atraviesa el país en materia de seguridad—. Sin embargo, fueron numerosas y significativas las partidas que no fueron aprobadas, en su mayoría con el argumento de que destinaban recursos insuficientes para sus respectivas áreas: Corfo, Gestión de Proyectos Sustentables, gobiernos regionales, Comisión Nacional de Riego, atención primaria en salud, educación superior y Liceos Bicentenario, entre otras.

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Desde luego, no se espera que el Congreso apruebe sin más la propuesta de presupuesto del Ejecutivo. Su misión es revisar las distintas partidas y evaluarlas en su mérito. El objetivo de ese proceso no es sólo lograr una mejor asignación de los recursos fiscales, sino también llegar a un presupuesto nacional que sea fruto del consenso entre sectores políticos y entre poderes del Estado.

Lamentablemente, en esta discusión como en otras de fecha reciente —la previsional, por ejemplo—, se ha percibido una tendencia a transformarla en una suerte de guerrilla política donde el interés principal parece no ser un mejor presupuesto para la nación, sino “anotar puntos” a costa del Ejecutivo en un contexto políticamente complejo, y ad portas de un año intensamente electoral. Una actitud que ha sido más prevalente en la oposición, pero de ningún modo exclusiva de ella.

Este no es el momento de exigir sólo un mayor gasto del Estado, sino especialmente un mejor gasto, más focalizado, más eficiente, más transparente. Sin un espíritu más constructivo de parte del Congreso, hay un gran riesgo de que el Presupuesto para 2021 no sea el que Chile necesita.

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