Editorial

Prioridades para el Presupuesto 2018

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El ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, ha sido enfático en establecer la austeridad como uno de los focos centrales de su recién iniciada gestión a cargo de las finanzas públicas, y lo hace porque hay dos hitos ad portas y por los cuales será evaluado: la presentación ante el Congreso del proyecto de Ley de Presupuestos 2018 y la negociación del reajuste salarial a los empleados del Estado.

En el contexto de estas iniciativas ha reiterado la necesidad de avanzar a la consolidación fiscal y cuidar el endeudamiento.

En la Nueva Mayoría la respuesta ha sido que estos objetivos no pueden soslayar los compromisos pendientes del programa de gobierno y han planteado que los ejes deberían estar en reactivación económica, salud, educación y pensiones. El expresidente y candidato Sebastián Piñera ha dicho a su vez que el Presupuesto 2018 debería establecer las holguras suficientes para que la nueva administración pueda ejercer sus propias prioridades. También ha pedido cortar grasa y que los recursos se gestionen con probidad y eficacia.

No será fácil conciliar estos intereses –algunos son más bien contradictorios- y la habilidad técnica y política serán una vez más puestas a prueba. Lo claro, eso sí, es que los hechos tienen una porfía que las declaraciones y énfasis no logran empañar. La rigurosidad de los antecedentes y los supuestos con los que se preparen estos proyectos serán claves –siempre lo son, pero aún más en períodos electorales- para el ejercicio del nuevo gobierno, y sobre todo para la economía y las cuentas fiscales.

Un insumo que puede ser de gran utilidad es el Informe de Política Monetaria (IPom) que presentará hoy el Banco Central ante el Congreso.

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