Editorial

Proteger el empleo, sin dilaciones

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La semana pasada generó controversia un dictamen de la Dirección del Trabajo que, a raíz de la cuarentena y otras medidas sanitarias ante la propagación del Covid-19, planteó que estas podían representar un escenario de caso fortuito o fuerza mayor. Ello anularía las obligaciones recíprocas que surgen del contrato de trabajo, como pagar remuneraciones y presentarse a trabajar.

El documento, como otros análogos en el pasado, reconoce una realidad concreta: que una empresa cuyos trabajadores están ausentes no está en condiciones de producir ingresos con los cuales pagar, entre otras cosas, las remuneraciones. Al mismo tiempo, existiendo una emergencia sanitaria una persona puede legítimamente no cumplir con la obligación de concurrir a trabajar.

Desprovisto de contexto, lo anterior parece ignorar otra realidad igualmente concreta, cual es la necesidad de aliviar en la medida de lo posible el inevitable golpe que significará para el crecimiento y el empleo —y por ende para las vidas de muchos miles de familias— la crisis del coronavirus. Ese contexto lo entrega, entre otras cosas, el proyecto de protección de los ingresos laborales que el Ejecutivo envió al Congreso con carácter de urgencia, pero que al recibir diversas indicaciones —“inadmisibles”, a juicio del Gobierno— deberá verse en comisión mixta mañana.

El objetivo del proyecto es, justamente, proteger los ingresos de aquellos trabajadores que no puedan asistir a sus labores debido a la cuarentena. Busca que se suspenda la relación laboral, pero que sigan vigentes todos los otros derechos laborales, con un esquema de remuneraciones de cargo al Seguro de Cesantía. La polémica por el dictamen de la DT —prematuramente emitido, pero correcto en lo medular— no puede distraer de lo realmente urgente e importante: garantizar mecanismos legales para que los duros meses que esperan a muchos trabajadores se hagan relativamente más llevaderos.

El Congreso debe cumplir con rigor su función de órgano de debate legislativo, pero entendiendo que la crisis que enfrentamos no admite dilaciones.

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