Editorial

Proyecciones de sectores productivos

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La economía chilena pareciera encaminarse inexorablemente hacia un resultado mediocre durante este año. El viernes lo volvió a corroborar la Encuesta de Expectativas del Banco Central, la que mostró un nuevo descenso en las estimaciones para el Producto Interno Bruto (PIB) de este ejercicio, las que pasaron de 1,9% a 1,8%.

De concretarse, la actual administración de gobierno terminaría con uno de los resultados más bajos en materia de crecimiento desde el retorno a la democracia, lo que deja a las próximas autoridades con el desafío de definir las coordenadas que reanimen la actividad productiva.

Sin duda, la tarea no es fácil, pues una mirada detallada a los distintos sectores productivos corrobora que las perspectivas empresariales siguen deterioradas y no pareciera observarse en el horizonte de corto plazo un motor obvio que modifique los estados de ánimo.

La minería y la industria vislumbran una mayor actividad, pero se trata básicamente de un repunte frente a las bajas observadas en 2016. Y, en contraste, la construcción se prepara para repetir un leve descenso, mientras el comercio y la agricultura harían lo propio con el modesto desempeño del ejercicio anterior.

Lo que sí comparten los representantes de una y otra rama productiva son sus preocupaciones por el ambiente electoral y, más específicamente, por las repercusiones que puede tener la entrada en vigencia la reforma laboral.

Todo un cuadro donde no sólo los diagnósticos de la autoridad se vuelven relevantes, sino que cada acción que emprenden. E incluso cobra relevancia el lugar que en su propia agenda ocupa el reto de mejorar las expectativas.

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