Editorial

Regulación de las criptomonedas

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A comienzos de 2017, la locura por las criptomonedas tomó al mundo por asalto. Los inversionistas no se cansaban de la nueva clase de activos y buscaban cualquier oportunidad para aumentar su exposición a ella. De este modo, el valor de la divisa virtual más popular, las bitcoins, se disparó más de 2.000% en menos de un año. A fines de diciembre, sin embargo, se produjo el desastre y los precios se derrumbaron, desatando anuncios sobre el estallido de la mayor burbuja especulativa de la historia.

Desde entonces los precios se han estabilizado, generando esperanzas de que el sector finalmente encontrará un propio espacio en las carteras más convencionales.

Pero más allá de su excesiva volatilidad, las criptomonedas todavía deben superar un importante obstáculo para legitimarse y despejar las sospechas de que la flexibilidad de las nuevas tecnologías facilita el lavado de dinero ligado a organizaciones criminales y la evasión de impuestos.

Así lo han descubierto los primeros operadores de esta industria en Chile, que tras un promisorio inicio, hoy están impedidos de operar, luego de que los bancos cerraran sus cuentas esgrimiendo la imposibilidad de conocer el origen del dinero. El episodio derivó en una amarga contienda legal, que ahora escaló al TDLC.

Para muchos expertos, la nueva clase de activos llegó para quedarse, y a la larga se convertirá en la base de la nueva economía digital. Por ello es importante que las autoridades en Chile se mantengan atentas a las novedades en el sector y sepan implementar oportuna y eficientemente la regulación necesaria para permitir su correcta operación, salvaguardando a los inversionistas, sin ahogar a los operadores.

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