Restricciones versus responsabilidad individual

in duda enfrentamos una situación sanitaria muy compleja, con niveles de contagio que podrían hacer temer un colapso hospitalario. En ese contexto, es razonable tomar medidas adicionales, sin embargo, las restricciones que se están poniendo a las actividades productivas -al delivery, en particular-, podrían ser excesivas, por cuanto implican un nivel de intervencionismo estatal discutible.

¿Tienen las autoridades estudios que muestren que la actividad de delivery aumenta los riesgos de contagio a un nivel tal que justifique limitarlas a lo que se considere “esencial”? ¿Es un rol de la autoridad definir lo que es o no esencial para los ciudadanos? Lo cierto es que el envío de productos muy probablemente no sea una causa relevante en el aumento de los contagios, ya que es un tipo de actividad que se puede realizar cumpliendo las restricciones sanitarias. Además del problema que se genera a los ciudadanos, se daña aun más a la actividad económica, generando de pasada arbitrariedades importantes respecto a los sectores y rubros perjudicados.

¿Por qué, entonces, se toma este camino de restricciones sin una clara justificación sanitaria? La respuesta parece estar en la necesidad de darle a la población señales más claras de la gravedad del problema sanitario que enfrentamos, cuando existen fundadas sospechas de que las verdaderas causas tienen mucho más que ver con la falta de responsabilidad individual, especialmente de grupos etarios más jóvenes.

Esta crisis sanitaria nos ha mostrado que, como sociedad, tenemos déficits en esa materia. De hecho, parece cundir una cultura paternalista en que el Estado es quien define y controla mucho de lo que hacemos y dejamos de hacer los ciudadanos, siendo además responsable si no cumplimos las normas. En ese escenario, los gobiernos tienen un claro incentivo a ser cada vez más restrictivos. Todos perdemos en ese esquema, que por lo demás hace muy difícil avanzar hacia el desarrollo.