Salud: la otra modernización estratégica

n medio de un programa cargado de importantes reformas —impuestos, pensiones, trabajo—, la agenda de cambios que impulsa el gobierno en materia de salud no ha generado el mismo nivel de interés en la prensa o la opinión pública. Una excepción es la reforma al sistema de isapres anunciada hace pocos días por el Presidente Piñera, uno de cuyos aspectos clave detalló el ministro de Salud en entrevista con este diario: la creación de un consejo técnico público-privado para la fase de implementación, a cargo de los contenidos y forma de transición hacia un Plan Universal de Salud, así como del método de financiamiento.

Se trata de un asunto relevante, ya que hay un amplio consenso —entre expertos y políticos— sobre la necesidad de hacer cambios al sistema privado de salud (si bien no necesariamente hay acuerdo respecto de cuáles). Sin embargo, no hay que perder de vista que la agenda prioritaria del gobierno es la modernización de la salud pública, que es donde acude a atenderse más del 80% de la población.

En la reforma a Fonasa se juega buena parte de la promesa de mostrar “una agenda sanitaria que se hace cargo de las necesidades de la población y coloca al paciente en el centro de todas las decisiones”, como indica el ministro. Ello se reflejó el año pasado especialmente en el trabajo por mejorar la situación con las listas de espera quirúrgica, pero cobrará real fuerza en 2019 con la serie de cambios que busca no sólo optimizar la forma en que funciona Fonasa, sino adecuarlo a un nuevo modelo de financiamiento en que actúe más como agente asegurador que como fondo.

Todos estos cambios tendrán lugar con un telón de fondo que les imprime urgencia: por un lado, el envejecimiento de la población como fenómeno insoslayable; por otro, la irrupción de nuevas tecnologías y tratamientos que están revolucionando la ciencia y la medicina a nivel mundial, lo que generará nuevas demandas tanto para el sistema de salud como para las políticas públicas.