Teletrabajo: adaptarse al cambio

l Presidente Piñera y el ministro del Trabajo presentaron la semana pasada un proyecto de ley sobre teletrabajo, el cual busca hacerse cargo de una de las muchas transformaciones que las nuevas tecnologías introducen en el mundo laboral. En efecto, hace años que el fenómeno del trabajo a distancia —el que se realiza desde un lugar distinto a las oficinas del empleador, con frecuencia el domicilio del trabajador— está instalado en Chile y hoy se encuentra en pleno auge. Al punto de que el Ministerio del Trabajo calcula que quienes teletrabajan podrían alcanzar el millón de personas dentro de ocho años.

En este sentido, la iniciativa legal se asimila a otras que buscan enfrentar los desafíos que surgen del cambio tecnológico, como la ciberseguridad o la protección de datos, entre otros. En este caso, el Ejecutivo entiende que, como modalidad laboral, el teletrabajo tiene beneficios tanto para el empleador (costos fijos de infraestructura y servicios) como para el empleado (posibilidad de compatibilizar mejor trabajo y familia, y de mejorar su calidad de vida).

Al mismo tiempo, se entiende que ello supone equiparar los derechos de los trabajadores a distancia con los de aquellos presenciales, en términos de cobertura de accidentes, beneficios, protección social, etc. Actualmente, la ley laboral reconoce al teletrabajo como esquema laboral válido, pero no equipara las condiciones de ambos tipos de trabajador.

Iniciativas como ésta alteran paradigmas de larga data, por lo que a menudo son vistas con desconfianza. Es importante, por ende, que el proyecto efectivamente signifique flexibilizar las modalidades de trabajo para adecuarse a nuevas realidades productivas y sacarles provecho —como asegura el gobierno—, sin precarizar las condiciones laborales de quienes opten por ellas, como teme la CUT, por ejemplo.

Si bien resta conocerlo en detalle, el proyecto apunta en la dirección correcta: adaptarse lo mejor posible al trabajo del siglo XXI.