Editorial

Un país sacudido por la fuerza de la naturaleza

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A un mes de que la árida zona norte del país sufriera el embate de inusuales fuertes lluvias que provocaron deslaves que arrasaron con todo, dejando una trágica secuela de muerte y destrucción, la emergencia por otro fenómeno natural se ha activado ahora en el sur del país debido a la sorpresiva erupción del volcán Calbuco, que se había mantenido en calma por poco más de cuatro décadas y que entró en una fase eruptiva que no se descarta que pueda continuar.


Aunque se trata de situaciones que distan de ser comparables tanto en su forma como alcance y profundidad que ha tenido para la población, sí ha sido claro que la alerta roja, declaración de zona de catástrofe y evacuaciones preventivas en la Décima Región se activaron por parte del gobierno con mayor celeridad si se compara con la confusión que pareciera haber cubierto las primeras evaluaciones y monitoreos del desastre que estaba ocurriendo hace cuatro semanas especialmente en la Región de Atacama. Junto con lo valorable de esa reacción, también es importante que el foco de las autoridades para llevar la necesaria calma y auxilio que demandan la población e industrias en el sur no pierda de vista la emergencia que aún no se supera en el norte del país.

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