Editorial

Una cuenta presidencial (que puede ser) histórica

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a cuenta pública presidencial del 1° de junio será histórica por razones que los chilenos jamás hubiéramos querido. El país enfrenta la doble amenaza sin precedentes de una pandemia global y de una crisis económica que, incluso en un escenario optimista, afectará severamente el crecimiento y el empleo al menos por lo que resta del año, y probablemente más allá.

Adicionalmente, y de no haber cambios, se avecinan hitos institucionales también inéditos, como la elección de gobernadores y el plebiscito constituyente, que agregan complejidad a lo que ya sería un año desafiante para cualquier Gobierno, sin importar su signo político.

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Dirigirse a la nación en estas difíciles condiciones económicas, políticas y sociales constituye una gran prueba de liderazgo.

Desde luego existe primero un desafío eminentemente práctico relacionado con el dónde y cómo llevar a cabo una ceremonia que debe efectuarse por ley, pero que las actuales circunstancias vuelven imposible realizar de la manera habitual. Al respecto, existe un proyecto de ley para que la cuenta pública se realice online, de modo que se respeten las medidas de aislamiento impuestas por la emergencia sanitaria. Ello parece de toda lógica, sobre todo habiendo ya parlamentarios y ministros en cuarentena.

Pero también existe un desafío político que es, al mismo tiempo, una gran oportunidad: la de entregar al país un mensaje con foco definido (el coronavirus y sus consecuencias), tono indesmentible (consenso y unidad) y objetivo claro (medidas para ayudar a los más golpeados por la crisis). En el pasado, alocuciones demasiado extensas en su duración y demasiado dispersas en su mensaje a los chilenos han convertido, en demasiadas ocasiones, a un hito republicano en un trámite de su agenda comunicacional.

La prueba de fuego de este discurso presidencial consistirá en explicar a los chilenos la dura —incluso dolorosa— situación que enfrenta nuestro país, sin rodeos ni eufemismos, y junto con ello proponerles caminos de salida, apelando a sus fortalezas.

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