Editorial

Una nueva manera de pensar la globalización

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Los partidarios de la integración de los mercados mundiales y el libre comercio se negaron durante mucho tiempo a tomar en serio los discursos más críticos e insistieron en desestimar los reclamos de quienes se sentían abandonados por este proceso como simples muestras de resentimiento de un grupo de inadaptados.

El triunfo de Donald Trump en Estados Unidos y el predominio de su discurso proteccionista demostraron que había un fundamento real detrás de las críticas y ha llevado a muchos expertos a volver a considerar sus posiciones.

Pero, mientras algunos están tomando una actitud más radical y comenzando a presagiar ahora el final de la larga era de globalización, lentamente comienza a consolidarse entre los observadores un análisis más sobrio y moderado.

Ya no se trata de pensar en un retroceso imposible hacia una era de autarquía, como imaginan algunos, sino de hacer una pausa y tomarse un tiempo para hacerse cargo de los efectos negativos que la globalización tiene para un grupo importante de la población mundial, y a partir de ahí, retomar los esfuerzos de integración global de una manera más equilibrada, de manera que reduzcan las fricciones asociadas.

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