Editorial

Vecinos contra el déficit habitacional

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olventar el déficit habitacional es una meta a la que Chile nunca parece acercarse mucho, y que ahora con la pandemia se ha alejado aún más. Si según la encuesta Casen de 2017 eran casi 500 mil hogares sin acceso a vivienda, el Minvu estima que hoy deben rondar los 600 mil, con su inevitable expresión en campamentos y terrenos tomados como crudo recordatorio de una deuda social de larga data.

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Reconforta, entonces, poder relatar historias de éxito en esta materia, más aun cuando sus gestores y protagonistas son los propios vecinos de sectores vulnerables. En una nota de nuestra edición de ayer -parte de la serie sobre Periodismo de Soluciones que publicamos regularmente- se destacaban diversas iniciativas de autogestión en que vecinos se han organizado para buscar y comprar terrenos, conseguir el apoyo de arquitectos y constructoras, y finalmente la asistencia del Estado a través del Serviu y otras reparticiones, para levantar proyectos habitacionales.

El orgullo que sienten esas familias —por desgracia muy pocas dentro del total nacional que vive esta situación- por haber conseguido gracias a su esfuerzo una vivienda digna y de su propiedad, es tan justo como su enojo ante lo que es, en definitiva, un fracaso estatal. Como dijo un exministro de Vivienda a este diario, “finalmente es el Estado el que debe hacer un esfuerzo para que esto ocurra, y no descansar en los vecinos y vecinas”.

Por cierto que lo anterior no niega la existencia de políticas públicas ni la preocupación del Estado por este problema, pero claramente hay también un enorme vacío que sólo puede ser mínimamente solventado por iniciativas de autogestión vecinal.

Eso, junto con resaltar obvias insuficiencias que el Estado debe corregir -por ejemplo, cómo usar las más de mil hectáreas fiscales abandonadas que habría en Santiago, según un cálculo-, también debiera hacer reflexionar sobre si hay límites a lo que se le puede exigir y cuáles son. En momentos en que muchos apuestan por confiar al Estado la solución de una lista creciente de problemas, esa reflexión es más necesaria que nunca.

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