Volver a poner a la economía al centro
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Acaba de publicarse en el país un robusto libro que sintetiza la historia de “La República en Cifras”, compilación realizada por profesionales de la Universidad Católica y que muestra la performance que ha tenido el país en distintas variables objetivas a lo largo de dos siglos. De dicho material se desprenden conclusiones de alto valor, las que si bien sería largo si quiera mencionar en este breve espacio, a lo menos permiten concluir que Chile se perfila como un caso digno de estudio a nivel mundial, en especial por lo que ha sido el notable ciclo de crecimiento y mejora de indicadores sociales de los últimos treinta años.
Es justamente en ese contexto que muchos hoy se preguntan si ese ciclo virtuoso podría estar viéndose amagado por la dinámica político institucional en que está inmerso el país. Y, adicionalmente, también se preguntan si no será que las magras cifras registradas en los últimos años son los primeros síntomas de aquello.
El solo hecho que esas preguntas poblen el debate nacional, independiente de que posiblemente las respuestas arrojarán matices divergentes, ya es un asunto que merece atención y que vuelve a reforzar la urgencia de más y más consistentes señales de parte de quienes conducen los destinos de la nación en orden a que el crecimiento volverá a estar al centro de las prioridades.
En efecto, en los últimos años la agenda pública ha sobreponderado la introducción de reformas estructurales por sobre el crecimiento, olvidando que es posible encontrar un cauce que permita un mejor equilibrio entre ambos objetivos, de modo que a la larga no se termine cayendo en una trampa, donde las reformas generan más costos que el beneficio que buscaban producir.
