Regreso del pesimismo a nivel empresarial

Tras un año de estabilizarse en niveles neutrales con leve sesgo pesimista, el último registro para agosto del Índice de Confianza Empresarial (ICE) que elabora el Centro de Estudios en Economía y Negocios, CEEN, de la Universidad del Desarrollo, se adentró nuevamente en el campo del desánimo con algo más de fuerza. Se trata de un dato que si bien no alcanzó a adquirir contornos preocupantes, sí enciende luces de alerta, tanto porque el problema del pesimismo no sólo no se revierte (sino que se acentúa), como porque el indicador ya suma cerca de tres años en terreno negativo.

Cuando se revisa más en detalle los datos que dan forma al índice se constata que las percepciones sobre el número de trabajadores y respecto de la situación del negocio son especialmente pesimistas, al igual que la visión de los consultados respecto del precio de los insumos.

Como se ve, y si bien en algunos ámbitos la incertidumbre en materia de señales políticas globales parece haberse atenuado, hoy el desánimo mantiene un movimiento inercial, como lo refleja este indicador y otros que dan cuenta de un débil nivel de confianza y expectativas en el país.

Ese costo es uno que era previsible y que no fue calibrado por quienes optaron por no reaccionar a las advertencias que se hicieron en pleno frenesí de las reformas. Hoy, en que las condiciones internacionales relevantes (el cobre podría mantenerse en los niveles actuales este y el próximo año) no tienen visos de dar un giro y en que las cifras macro internas siguen estancadas o decayendo, se perfila un reto no menor para quienes llevan las riendas del país y cumplen un rol clave en dar un giro en las expectativas.