Reportajes

2020: El año en que Chile fundará sus nuevas bases

Los próximos 12 meses serán cruciales para las décadas que vienen. Las instituciones del Estado y la sociedad en su conjunto intentarán encontrar una salida a la profunda crisis que estalló el 18-O. Éstos son los hitos y “nudos políticos” de un 2020 con resultado incierto.

Por: Rocío Montes | Publicado: Viernes 3 de enero de 2020 a las 04:00 hrs.
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-¿Resurge en marzo la protesta?-

De acuerdo a las cifras oficiales, los llamados "eventos graves" han disminuido considerablemente en las últimas semanas. Si en los primeros días del estallido social en una jornada llegaron a 350 a nivel nacional –el domingo 20 de octubre–, en diciembre solo hubo tres días donde los "eventos graves" fueron más de 10 en todo el país. Influyeron las fiestas de fin de año y la inminente llegada de las vacaciones de verano, lo que no significa, sin embargo, que la protesta haya desaparecido, como lo mostraron los miles de manifestantes que se reunieron la noche del 31 de diciembre en Plaza Baquedano y quienes todos los viernes llegan a la llamada "zona cero" de las concentraciones.

Luego del receso de enero y febrero, por lo tanto, marzo se asoma como una fecha que está en el centro de las preocupaciones de las autoridades por la posibilidad de que resurjan las manifestaciones y, eventualmente, la violencia. Existen algunos elementos fundamentales: es arranque real de 2020, el término del período estival, el mes en que los estudiantes regresan a clases, de pagos como el del permiso de circulación y la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. El día 11, adicionalmente, se cumple la mitad del mandato del actual gobierno. El líder de No+ AFP ha augurado que el movimiento "volverá con todo".

Con miras a marzo, el Ejecutivo avanza en tres frentes en paralelo, confiando en que podrían ayudar a apaciguar los ánimos de la población: asegurar que se desarrolle adecuadamente en proceso constitucional, desarrollar la agenda social que involucra 5.000 millones de dólares entre 2020 y 2022 –se iniciará un proceso de construcción de una hoja de ruta de mediano y largo plazo– y avanzar en la recuperación de la paz social y el orden público. Entre las iniciativas que el gobierno quiere sacar adelante en enero antes del receso legislativo de febrero en el Parlamento está el de ingreso mínimo y el de seguro catastrófico.

-Pensiones: el debate que cruzará 2020-

La magnitud y profundidad que La Moneda disponga para la reforma a las pensiones bien podría marcar un punto de inflexión en esta compleja relación calle-gobierno. Considerando que las pensiones asoman como una prioridad en todos los estudios de opinión pública y que el movimiento No+AFP es uno de los que integran la denominada "Mesa Social", un cambio apenas cosmético amenaza con nuevas movilizaciones, mientras que una modificación profunda podría operar como catalizador del estallido.

De acuerdo a las recientes declaraciones del presidente, el gobierno confirma que su propuesta no pasa por establecer un sistema de reparto, sino por perfeccionar y otorgar mayor competitividad al sistema de capitalización individual, pero mejorando las pensiones bajas a través del fortalecimiento del Pilar Solidario. Asimismo, desde el sector privado y desde el mundo político esperan expectantes la profundidad de la reestructuración de la industria de las AFP que tiene en carpeta la administración piñerista. "Que sea más competitiva, más abierta, más transparente y más justa", dijo hace unos días el Mandatario respecto de los cambios contemplados para el sector.

Un anuncio que se considere débil no solo profundizaría todavía más la distancia de La Moneda con el movimiento social, sino que amenaza con enturbiar la relación del Palacio con un sector del oficialismo.

-26 de abril y 7 de junio–

El 26 de abril próximo, en menos de cuatro meses, arrancará la maratón electoral chilena con el plebiscito de entrada sobre si se aprueba o rechaza que se redacte una nueva Constitución que reemplace la de 1980. En la ocasión, los electores decidirán sobre el mecanismo de un eventual reemplazo: si una Convención Constitucional (formada por 155 ciudadanos electos) o una Convención Constitucional Mixta (compuesta por 86 ciudadanos y 86 parlamentarios). De ganar la opción "Sí", sería el inicio del proceso constituyente que correrá en paralelo a otras definiciones, como las del 7 de junio, la fecha en que los partidos deberían celebrar sus primarias con miras a las municipales y a los gobernadores regionales. Dos hitos que, nuevamente, pondrán a prueba la institucionalidad chilena.

-El desafío de la derecha quebrada-

Poco y nada queda de la derecha que hace dos años ganaba las presidenciales con un resultado contundente y cuyo principal desafío era proyectarse en el poder al menos dos períodos, como el propio Piñera no lo logró en 2014. Chile vamos enfrenta actualmente un escenario totalmente distinto. El liderazgo presidencial está en el suelo y todo indica que el proceso constituyente tensionará al máximo a los partidos oficialistas, quebrados en un asunto de total relevancia: la pregunta constitucional del plebiscito del 26 de abril. En estas 11 semanas desde el estallido del 18-O, el sector se ha mostrado desorientado, probablemente porque no ha logrado hacer un diagnóstico que permita responder a la situación actual. Tampoco se vislumbra un relato original –el "salto al desarrollo" que ofreció Piñera en 2018 parece obsoleto, de otro tiempo– que posibilite ofrecer a los ciudadanos una alternativa con miras a los desafíos futuros. Lo que resulte del proceso de los meses próximos definirá no solo la supervivencia de Chile Vamos, sino la proyección en el tiempo de la derecha chilena.

-La oposición en problemas–

Si la derecha se encuentra quebrada en torno a un asunto crucial como la respuesta constitucional del 26 de abril, la oposición en estas 11 semanas desde el estallido se ha mostrado "desenfocada, aturdida y sobrepasada", como señalaba Carlos Ruiz, uno de los referentes intelectuales del Frente Amplio. "Tenemos finalmente un pueblo que se constituye gigantesco, pero apegado a las condiciones actuales y no a una izquierda que se quedó en una situación pretérita. En Chile hoy tenemos una especie de pueblo sin izquierda y una izquierda sin pueblo", señalaba el académico de la Universidad de Chile.

En la oposición se observan varios fenómenos en paralelo: las posiciones maximalistas y la "todología" dominan el escenario, no son los partidos ni las organizaciones tradicionales de la izquierda como la CUT las que lideran y conducen la protesta, la centroizquierda parece avergonzada –se castigan a los del medio y a los que buscan acuerdos– y el sector busca soluciones desde el Parlamento, en un proceso que termina en fragmentaciones y fortísimas recriminaciones. Aunque con el tiempo en contra, la oposición debería emprender el diagnóstico pendiente luego de la derrota en las presidenciales de 2017 y explicitar ante la ciudadanía su proyecto de sociedad para el Chile del siglo XXI. No solo basta con sumarse al reclamo: "La protesta se diferencia de la oposición política en que no asume ninguna responsabilidad. El problema es cuando la oposición política se ejerce con la lógica de la protesta. La oposición se sitúa así fuera del sistema político", señalaba el fin de semana pasado el filósofo español Daniel Innerarity, en una reflexión que bien se ajusta a Chile.

-La multi-elección del 25 de octubre-

Un año después del inicio del estallido social, Chile celebrará el 25 de octubre próximo un día fundamental con elecciones múltiples: las municipales, la primera de gobernadores regionales y –de ganar la alternativa "Sí" en abril– y la de los consejeros constituyentes, que contarán con un plazo de entre nueve meses y un año para redactar la nueva Constitución.

Los resultados de la esta jornada serán relevantes desde múltiples aspectos –como la conformación del órgano constituyente–, pero existe un elemento especialmente revelador para lo que viene: las municipales han sido desde 2008 a la fecha un buen predictor de las presidenciales.

En 2008, por ejemplo, la derecha obtuvo un aumento a 144 alcaldes, mientras la Concertación bajó a 147. Fue el preludio de la victoria de Piñera en 2010. En 2012, la derecha bajó a 121 y la Concertación subió a 167. El resultado fue el anticipo de la victoria de Bachelet en 2013. En la pasada municipal, en tanto, la derecha se quedó con 145 alcaldías, mientras que la Nueva Mayoría obtuvo 141. Fue el primer antecedente que hizo presagiar un nuevo triunfo de Piñera en 2017. Aunque son fuentes de incertidumbre tanto los cambios en el sistema electoral en las pasadas elecciones como los efectos que la propia crisis social en las votaciones –¿efectivamente subirá la participación?–, las municipales de 10 meses más serían clave para los respectivos sectores políticos con miras a La Moneda 2022.

-Popularidad del presidente-

En su programa de gobierno, Piñera prometió crecimiento económico, que enfrenta difíciles momentos, sobre todo luego del 18-O. El Ejecutivo arrancó el mandato enfocado fuertemente en la clase media, pero la clase media salió a protestar a la calle. Uno de los ejes era la seguridad, pero La Moneda ha tenido serios problemas en estas 11 semanas para asegurar el orden público. Con el gobierno acabado en lo simbólico –poco y nada queda del camino que se quería emprender el 11 de marzo de 2018–, el papel del Ejecutivo parece quedar limitado a conducir con prescindencia el proceso chileno. Y para terminar bien lo que resta de camino, resulta fundamental recuperar algo de la popularidad presidencial (el mandatario tiene un 11% de apoyo y un 80% de rechazo, según la última CADEM). Será uno de los grandes desafíos de este 2020 para La Moneda y el propio mandatario, que seguramente deberá luchar contra sus impulsos de micromanagement y de intervenir públicamente con la frecuencia que parece gustarle, donde deja en evidencia sus escasas habilidades comunicacionales. De acertar en el tono, Piñera podría reclamar para sí parte del éxito del proceso constituyente, sea cual fuere su resultado, como parecen ser sus planes.

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