Reportajes

La derecha en tiempos de coronavirus: el rearme de poder

A más de un mes de la explosión de la pandemia en Chile, el mapa de fuerzas presenta cambios notorios en los partidos de Chile Vamos y el gobierno.

Por: Rocio Montes | Publicado: Viernes 17 de abril de 2020 a las 04:00 hrs.
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Foto: Agencia Uno
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La llegada del coronavirus a Chile cambió radicalmente la agenda político-social y reordenó el mapa de poder en el país. Se trata de un cambio en teoría provisorio y dependerá en parte de la forma en que termine este capítulo de la pandemia, pero de momento ha tenido un impacto evidente en el devenir de La Moneda y los partidos.

Hasta el inicio oficial de la crisis sanitaria –establecida en Chile el 3 de marzo, con el primer caso comprobado–, el estallido social seguía siendo el tema principal de las fuerzas políticas y, por cierto, del Gobierno. Hoy, casi un mes y medio después, la movilización está en cuarentena.

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Nadie parece desconocer que es un tema latente y que, pasada la crisis sanitaria, la protesta podría resurgir con fuerza. Pero, de momento, es evidente que las concentraciones de gente y las marchas han desaparecido del mapa y son consideradas un despropósito sanitario a nivel mundial.

Una crisis de la magnitud de la actual ha vuelto a poner a La Moneda y al Presidente en una posición de liderazgo y en el centro de las decisiones políticas. Se trata de un terreno no exento de riesgos y de críticas, pero el manejo de la pandemia ha permitido al gobierno tener a Piñera jugando en una cancha –la gestión– que siempre le ha acomodado. Así, si hasta inicios de marzo la pérdida de poder del Ejecutivo y la minoría oficialista en el Congreso hacían sospechar de una especie de "parlamentarismo encubierto" en la política nacional, hoy las iniciativas y decisiones vuelven a quedar radicadas en las paredes del Ejecutivo.

Porque parafraseando una mala frase del ministro Jaime Mañalich, se podría indicar que el coronavirus ha sido un virus "buena persona" con Piñera: hoy supera levemente el 20% de apoyo que, si bien sigue siendo bajo, es más del doble de lo que tenía hasta antes del inicio de la pandemia en el país. ¿Factor? El manejo de la crisis y la gestión, que incluso lo ha llevado a enfrentar la presión de alcaldes de su propio sector, diciendo "no" a medidas que pudieron ser muy populares como la cuarentena nacional.

Respecto del mapa de poder interno, es evidente que, luego del Presidente, el hombre más poderoso de la administración piñerista es su Ministro de Salud. Con un estilo resistido por muchos y más allá de polémicas puntuales, Mañalich pasó de ser el colaborador peor evaluado del gabinete al hombre clave de la crisis del Covid-19. Es evidente que el exgerente general de la Clínica Las Condes (cargo que dejó en junio de 2019 para reemplazar a Emilio Santelices) y extitular de Salud los cuatro años del primer gobierno de Piñera (2010-2014), ha desplazado en influencia y cercanía con el mandatario a todo el resto, incluyendo a su comité político. Las decisiones respecto del manejo de la pandemia nacen en Salud y el resto debe saber ejecutarlas.

Considerando la otra cara del virus –que ha desatado una recesión mundial–, el otro miembro del gabinete que ha resultado clave es Ignacio Briones. El ministro de Hacienda, que dialoga con el Presidente en el mismo idioma de la macroeconomía, ha debido coordinar y ejecutar los ambiciosos planes de emergencia que incluyen bonos, líneas de crédito para las pymes y mecanismos de suspensión de contratos, entre otros, en busca de una sola cosa: que los efectos económicos del coronavirus no sean tan desastrosos.

Para nadie es un misterio que, hasta el 3 de marzo, tras casi cinco meses de estallido social, en La Moneda se fraguaba un nuevo cambio de gabinete. Los ojos puestos en un comité político que, por estos días, respira más tranquilo. Para Gonzalo Blumel, titular de Interior, el control del orden público volverá a ser un tema que le quita el sueño, pero una vez que revivan las protestas (¿alguien se atreve a asegurar que no van a reaparecer?). De hecho, este miércoles El Mercurio publicó informe de Carabineros dando cuenta de una fuerte baja de delitos de connotación social. En tanto, Karla Rubilar, médico salubrista de profesión, ha sido de las más activas voceras en este período. El ministro de la Segpres, Felipe Ward, ha logrado en el marco de esta crisis manejar la agenda legislativa en el Congreso, lo que le había costado en el arranque.

Pero, con una oposición que no existe como bloque, ¿qué ocurre en la relación de La Moneda con los partidos de Chile Vamos?

Seguramente, conscientes de que están amarrados al destino del Gobierno en esta crisis (una baja tasa de fallecidos por millón de habitantes y medidas de contención y pronta recuperación económica son los factores clave), la tónica ha sido más bien de colaboración. Ha habido críticas cruzadas, sí, pero nada realmente relevante, salvo dos asuntos: la resistencia de algunos sectores de Chile Vamos para apoyar al Gobierno en la ley de indultos conmutativos para 1300 presos –que los hizo recurrir al TC–, y el constante enfrentamiento que se ha visto entre La Moneda y un grupo de alcaldes de centroderecha de comunas populosas y populares (Carter de La Florida, Barriga de Maipú y Codina de Puente Alto), lo que siempre es un riesgo.

Esta relación Gobierno-partidos-alcaldes, sin embargo, será realmente sometida a prueba en la post-pandemia. Ahí, cuando los efectos económicos y el fantasma de un nuevo 18-O se cristalicen. Un cuadro siempre complejo, que en estos dos años ha tenido altibajos evidentes. El destino de ambos actores está bastante entrelazado, en un período final de una administración marcada por varias elecciones (plebiscito constituyente, gobernadores, alcaldes, concejales, parlamentarias y presidencial).

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