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Detrás de escena Artax, la nueva película chilena

La productora Claudia Clavija revela los costos, obstáculos, desafíos y proyecciones del filme que protagoniza Gonzalo Valenzuela y la argentina Celeste Cid y que llegará a las salas en septiembre.

Por: ALEJANDRA RIVERA | Publicado: Viernes 4 de agosto de 2017 a las 04:00 hrs.
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Por estos días, Claudia Pérez, directora ejecutiva de Clavija Producciones, está ultimando los detalles del primer largometraje bajo su responsabilidad. Se trata de Artax, un filme dramático dirigido por Diego Corsini y protagonizado por el actor Gonzalo Valenzuela junto a la argentina Celeste Cid, que llegará a las salas en septiembre.

La película gira en torno a Mariana, una joven madre que tras quedar viuda enfrenta los problemas económicos con un caballo que le regaló su marido y que deberá entrenar para competir en carreras. El filme está basado en una idea original de la propia Claudia Pérez, quien define la película como una historia de superación, amor y coraje.

“Fueron casi cuatro años desde el día que surgió esta idea en mi cabeza. Lo primero fue el desarrollo de la idea y luego el guión, que pasó por varias etapas hasta llegar al definitivo. Después, el casting: ponerle cara a cada personaje, buscar un buen casting que fuera comercial y con actores de renombre. De ahí, viene todo el precioso proceso de pre producción y rodaje, donde está toda la tensión y la emoción. La post producción tardó alrededor de ocho meses”, cuenta.

Financiamiento local

Pérez comenta que el crecimiento del cine en Chile ha sido importante. “Se han triplicado las ventas, se está produciendo más. Existen acuerdos de coproducción que benefician el desarrollo de nuevos proyectos y creo que hay un reconocimiento importante fuera de Chile por nuestra industria. Cada vez se exporta más y el cine comercial ha tomado un rol importante”, afirma la productora.

Pero no todo es tan fácil. Hoy, a casi tres meses del estreno, Pérez mira hacia atrás y reconoce que el principal obstáculo para hacer la película, por lejos, fue el financiamiento. Afirma que no existen canales formales en las empresas para auspiciar o patrocinar cine chileno y que “el gobierno está al debe” en esto.

“Las productoras, además de preocuparnos de sacar adelante la película y coordinar a actores, distribuidores y guionistas, debemos salir a buscar auspicios golpeando puerta por puerta, y, justamente, eso ha hecho que demore más en avanzar el cine chileno”.

En el caso de Artax fue financiada 100% con el apoyo de privados, “empresarios a quienes finalmente tienes que ofrecerles un negocio más allá de lo romántico que puede ser realizar una película porque al final del día son hombres y mujeres de negocios”, señala.

Artax demandó una inversión de $ 620 millones, de los cuales $ 475 millones fueron aportes directos en dinero y el resto con acuerdos con el Sporting de Valparaíso y Harás Sumaya, de propiedad del empresario Oussama Oboughazale, casado con la madre del actor Benjamín Vicuña.

Señala que gran parte de los recursos se los llevaron el rodaje, los sueldos del equipo, el casting y la postproducción a cargo de Filmsonido. “Fueron los ítemes más caros. Trabajar con animales también es bastante costoso y delicado y tuvimos el apoyo de Elizabeth Kassis que es una experta en este tema, además del apoyo de veterinarios”, explica.

La musicalización estuvo a cargo del productor argentino Tweety González y en la masterización estuvo Andrés Mayo, también productor musical argentino, quien ha recibido dos Grammy Latino.

El plan de negocios ya lo tiene claro: a los preestrenos en Valparaíso y Concepción, se suma el estreno en Santiago y en varios países de la región como Argentina, Bolivia, Colombia, México y Perú, y en Europa, en España, Inglaterra y Hungría. Posteriormente se comercializará en las plataformas de VOD de VTR y Netflix, ventas internacionales y distribuidores más pequeños.

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