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La rebelión de las bacterias

La resistencia a los antibióticos se tomó la agenda global, la OMS listó las 12 familias de bacterias prioritarias y en julio el G20 solicitó a sus miembros realizar más I+D para combatirlas.

Por: Gabriela Gayani | Publicado: Lunes 13 de noviembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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La invención de la penicilina en los años 20 y el desarrollo de los antibióticos en los 40 cambiaron el curso de las enfermedades infecciosas, aumentando la esperanza de vida, muy baja en ese momento.

Sin embargo, como explica Jaime Labarca, jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad Católica de Chile (UC) y director del grupo colaborativo de resistencia bacteriana de la Sociedad Chilena de Infectología, ya en esa época, después de dos o tres años, algunas de las bacterias que eran sensibles a la penicilina ya no respondían de igual forma.

Jaime Meléndez, profesor de la Facultad de Química de la UC, explica que las bacterias se hacen resistentes a los antibióticos cuando se ven sometidas a presión, entre ellas la evolutiva, y para defenderse cambian su patrón genético y, ante la agresión que les impone el hombre u otras condiciones ambientales, montan la resistencia.

El problema es que con el tiempo y el uso inadecuado de los antibióticos, las bacterias mutan para volverse resistentes al tratamiento convirtiéndose en una amenaza para la salud pública mundial. Esto hace que la sociedad se enfrente a la posibilidad de un futuro sin antibióticos eficaces.

Tema prioritario

Esta preocupación creciente llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a elaborar una lista con los “12 patógenos prioritarios” (ver recuadro), con las 12 familias de bacterias más peligrosas para la salud humana, y en las cuales los gobiernos deben enfocar la inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) para hacer frente al problema.

“Como este tema está en la agenda prioritaria del G20 se pidió la opinión a muchos países para desarrollar antibióticos, se juntó la información y se listó a estas familias de bacterias que son resistentes a casi todos los antibióticos y que tienen dos características: son resistentes a varios antibióticos y hoy sólo uno o dos son capaces de combatirlas”, afirma Labarca, quien fue el representante chileno en el estudio que la OMS realizó en colaboración con la División de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Tübingen (Alemania), mediante una técnica de análisis de decisiones de múltiples criterios desarrollada por un grupo de expertos internacionales.

Según el comunicado de la OMS, los criterios para realizar la lista son: el grado de letalidad de las infecciones que provocan; que el tratamiento requiera o no una hospitalización larga; la frecuencia con que presentan resistencia a los antibióticos cuando infectan a las personas de las comunidades; la facilidad con la que se transmiten entre animales, de animales a personas y entre personas; si las infecciones que provocan pueden o no prevenirse (por ejemplo, mediante una buena higiene y vacunación); cuántas opciones terapéuticas quedan; y si se están investigando y desarrollando nuevos antibióticos para tratar las infecciones que causan.

Agrega que “la lista tiene por objeto animar a los gobiernos a incentivar la investigación científica básica y la I+D avanzada, tanto a través de organismos financiados con fondos públicos como privados que inviertan en el descubrimiento de nuevos antibióticos. Asimismo, proporcionará orientaciones a nuevas iniciativas de I+D como la Alianza Mundial de I+D OMS/DNDi (Drugs for Neglected Diseases initiative) para los antibióticos, que está comprometida con el desarrollo de nuevos antibióticos sin ánimo de lucro”.

El grupo de prioridad crítica incluye las bacterias multirresistentes o “súper bacterias” que son muy peligrosas en hospitales, especialmente en las Unidades de Cuidados Intensivos, UCI, residencias de ancianos (en países desarrollados) y en pacientes atendidos con dispositivos como ventiladores y catéteres intravenosos. Entre tales bacterias, se incluyen las Acinetobacter, Pseudomonas y varias enterobacteriáceas como Klebsiella, E. coli, Serratia y Proteus que pueden provocar infecciones graves y a menudo mortales, como neumonías e infecciones de la corriente sanguínea.

Estas bacterias han adquirido resistencia a un elevado número de antibióticos, como los carbapenémicos y las cefalosporinas de tercera generación (los mejores antibióticos disponibles para tratar las bacterias multirresistentes).

Los niveles segundo y tercero de la lista –las categorías de prioridad alta y media– contienen otras bacterias que exhiben una farmacorresistencia creciente y provocan enfermedades comunes como la gonorrea o intoxicaciones alimentarias por salmonella.

Los ámbitos en que más se desarrolla esta resistencia bacteriana son el ambiente y el animal. En los últimos años, la punta del iceberg son los hospitales y especialmente las UCI, pero hay pilares antes que son muy importantes. El 50% de los antibióticos se usa en el mundo en humanos y el otro 50% en animales. Según Labarca, es una cifra impactante: “La industria pesquera, avícola, del cerdo, del ganado. Los antibióticos se usan en general con tres objetivos: para curar infecciones, para prevenirlas y con fines de crecimiento, pues se descubrió que tomando antibióticos crecían más rápido y eso tiene un trasfondo económico. Esto va generando un grupo de bacterias más resistentes, se han descubierto algunas multirresistentes en toda clase de animales de crianza. Hoy se está prestando mucha atención a cuánto antibiótico se está poniendo y con qué objetivo. Es un tema que está instalado en las políticas públicas”.

Un problema de tiempos

Jaime Meléndez afirma que, aprovechando el mensaje de la OMS, los gobiernos locales tienen que pensar que es un problema serio, donde hay que actuar inmediatamente, porque si se considera lo que cuesta desarrollar un nuevo antibiótico, hasta el efecto, es un período extremadamente largo y los antecedentes que están surgiendo, bastante dramáticos en el mundo, es que las súper bacterias están con nosotros. Entonces, se debe potenciar la I+D, “en esos programas se necesita más aportes y que se formen equipos interdisciplinarios”.

Los expertos coinciden en que una bacteria se demora entre dos y tres años en comenzar a generar la quimioresistencia; en cambio, el proceso para desarrollar un nuevo antibiótico puede prolongarse entre siete y 15 años. Labarca explica que el fenómeno para desarrollar antibióticos ocurre como una posta. En general, la academia, las facultades de ciencias biológicas, de medicina, de química, desarrollan las moléculas y estudian los mecanismos de cómo pueden actuar los antibióticos, hacen la investigación básica. Luego viene la etapa transnacional, la investigación aplicada. Las patentes de esas moléculas se venden a la industria farmacéutica que hace los estudios de fase 1,2,3 y 4, primero en modelos animales, luego en seres humanos en un número muy reducido y después estudios más grandes, “por eso tarda tanto. No es sólo la industria farmacéutica, sino cómo invierten los gobiernos en investigación”.

Además, no son medicamentos tan rentables como otros, pues el largo período de investigación y el corto lapso en que las bacterias se hacen resistentes hace que se deba estar constantemente investigando. No obstante, según Labarca, la industria farmacéutica mundial está comprometida con el tema y destina grandes recursos.

La realidad chilena

El subsecretario de Salud, Jaime Burrows, dice que en el país existe un sistema de vigilancia basado en los Centros Centinelas, a los que se mandan los cultivos y se les hace antibiogramas, las bacterias que aparecen resistentes son enviadas al Instituto de Salud Pública (ISP), donde se vuelven a estudiar desde el punto de vista genético y se determinan cuáles son los tipos que están teniendo resistencia. “Comparado con los países más desarrollados, nuestros niveles de resistencia no son tan altos, pero vamos en aumento”, dice.

Meléndez agrega que de las 12 familias, cinco son los géneros bacterianos que están en el país. “El Acitenobacter y el Pseudomonas son una prioridad crítica en la investigación de nuevos antibióticos y eso afecta a la población mundial, Chile incluido. Enterococcus, Helicobacter Pylori, relacionados con las úlceras, salmonella y Neisseria también son géneros que existen en prioridad elevada de investigación”.

La investigación local, aunque menor comparada con los países desarrollados, se realiza con fondos de Conicyt a programas como el Fonis, Fondecyt, Fondef.

El subsecretario informa, además, que, a mediados de noviembre, será presentado el Plan Nacional de Resistencia Antimicrobiana. “Es un tema que preocupa al gobierno, por eso trabajamos con el Ministerio de Agricultura y la secretaría de Pesca por el uso de antibióticos en la actividad pecuaria, la salmonicultura y otros relacionados. Hay que crear conciencia en la ciudadanía de no abusar de los antibióticos”, dice.

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