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Taxis autónomos y voladores traen cambios: menos congestión, más regulación

La Nasa ya trabaja con Uber en el desarrollo de un nuevo sistema de gestión de tráfico aéreo que permitirá tener un control de todas las aeronaves mientras están en el aire y en los centros de despegue.

Por: Alejandra Melo | Publicado: Miércoles 14 de marzo de 2018 a las 04:00 hrs.
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Los taxis voladores están cada vez más cerca de despegar. Hace casi un mes el CEO de Uber anunció que dentro de diez años podría ser posible tomar un auto volador de manera asequible, y ayer Larry Page -cofundador de Google-, dio a conocer Cora, el taxi volador eléctrico y autónomo de su firma, Kitty Hawk, que desde hace unos meses realiza pruebas de vuelo en Nueva Zelanda.

Aunque difieren en sus modelos, más parecidos a un avión, ambas compañías apuntan a lo mismo: revolucionar el transporte aéreo privado en la próxima década, lo que traerá consigo un sin número de cambios en distintos frentes: uno de ellos en el tecnológico. Aquí destacan las nuevas alianzas entre firmas de mundos completamente diferentes, como la de Uber con Boeing, para la creación de sus vehículos con despegue y aterrizaje vertical, y con la Nasa, organismo responsable de desarrollar un nuevo sistema de gestión de tráfico aéreo que permitirá tener un control de todas las aeronaves mientras están en el aire y en los centros de despegue.

Los desarrollos tampoco han quedado atrás. El vehículo de Larry Page posee una cabina que es similar a un avión, pero que en lugar de alas posee 12 hélices, capaces de convertir cualquier techo o azotea, en una pista de aterrizaje. Además, puede recorrer hasta 100 kilómetros en un solo viaje y alcanzar una velocidad de 150 kilómetros por hora.

Si bien estos vehículos representan los mayores avances en la materia, aún se está lejos de concretar un servicio de pasajeros completo. De donde se está más cerca es de los taxis autónomos en tierra, y a nivel mundial ya hay un debate instalado, en lo que podría convertirse en un primer acercamiento en materia regulatoria.

Regulación en tierra

En el World Economic Forum 2018, los “taxis-robots”, fueron un punto a tratar. El objetivo fue claro: comprender cómo en los próximos diez años se modificará la movilización a nivel global y ante ello, generar las condiciones para que el proceso sea competitivo y seguro.

Lo cierto es que más allá de lograr viajes más rápidos, los primeros cambios apuntan a avanzar hacia vehículos eléctricos de cero emisión, propulsados por energía solar o eólica,un primer cambio en la forma de transporte de pasajeros.

De acuerdo a un informe elaborado por la consultora internacional Bain&Company, en los próximos cinco años, las ciudades comenzarán a transformar sus sistemas de tránsito para enfrentar los desafíos que conllevará la congestión y el cambio climático. Mediante el uso de taxis autónomos, integrados con sistemas de optimización del tráfico, las ciudades podrían reducir el número de automóviles en sus calles en más de 40%.

En un escenario optimista, agregan, ciudades como Berlín podrían usar taxis robot para transportar hasta al 60% de sus pasajeros, lo que podría replicarse en urbes de características similares, dando paso a ciudades más limpias y seguras y transportes más asequibles.

Pese a que aún no existen a la venta vehículos autónomos, la estimación de la consultora indica que el escenario más probable es que hacia 2025 representen el 2% de las ventas de vehículos nuevos en todo el mundo, cifra que podría ampliarse a 8% en 2030. Es más, si el costo de los autos autónomos cae más rápido y las ciudades introducen nuevos sistemas de movilidad más velozmente, a través de leyes e incentivos, los vehículos autónomos podrían hasta alcanzar el 30% o más del mercado para 2030, según recoge el informe.

Políticas e inversión

Si bien los desarrollos en materia tecnológica representan gran parte de los cambios, la legislación será un facilitador crítico en esta transformación, dado que a través de ellas, las ciudades y países se comprometen a reducir las emisiones de carbono.Esto porque las regulaciones aumentan la presión sobre vehículos con motor de combustión interna (ICE), creando incentivos para automóviles de cero emisión, como los eléctricos a batería.

Entre los cambios legislativos se vislumbra que algunas ciudades prohibirán los ICE de sus distritos más congestionados y restringirán estas áreas a vehículos compartidos, “cambios regulatorios que allanarán el camino para un mayor uso de taxis eléctricos y autónomos”, sostiene la consultora.

Al mismo tiempo, empresas automotrices y de tecnología ya están invirtiendo en softwares y hardwares necesarios para la automatización de las redes urbanas de movilidad e incluso, algunas ya pilotean vehículos autónomos en ciudades cooperativas.

Ejemplo de ello es Waymo, una subsidiaria de Alphabet, que ya registra 6,4 millones de kilómetros recorridos por vehículos autónomos.

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