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Hacia dónde va la innovación en las próximas décadas

La tecnología marca el eje central de la discusión, pero también aspectos medioambientales y sociales. Además hay alertas que ocupan un lugar relevante.

Por: Pablo Aburto H. | Publicado: Lunes 29 de octubre de 2018 a las 04:00 hrs.
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La tecnología se sitúa en el centro de la discusión a la hora de poner sobre la mesa y proyectar qué pasará con la innovación dentro de algunas décadas. De ella se desprenden infinidad de elementos a considerar, entre ellos, el uso de la Inteligencia Artificial (IA), del Big Data y el Internet de las Cosas, solo por mencionar los más populares. Sin embargo, hay también aspectos de fondo que repensar al momento de prospectar hacia dónde va la innovación.

Este debate fue el que produjo en el seminario "Innovación 2050, megatendencias sociales y tecnológicas", organizado por el Centro de Innovación UC, Anacleto Angelini, donde Riel Miller, Head of Future Literacy de Unesco, intentó ir al fondo de esta discusión.

"El avance no es la tecnología, sino la forma cómo la manejamos (...) Estoy feliz de ver teléfonos más inteligentes, mejores alimentos, pero ¿de qué se trata esto? Eso no nos va a permitir salvarnos de la guerra contra la inequidad", expuso el experto, quien como miembro de la OCDE participó en 1997 de la discusión sobre las oportunidades de Internet cuando recién salía al mundo. "Ese potencial que pensamos que iba a suceder no ha pasado", reconoció.

Más allá, Miller apuntó a algunos aspectos claves a la hora de hablar de la innovación en el futuro. "Este cambio implica una reorganización del poder (...) El futuro se formula bajo el concepto de oferta y demanda. Hay que cambiar esos supuestos (...) Hay que darle importancia a la planificación, a cambiar el pensamiento sobre alfabetizar en temas del futuro, ayudar a pensar en condiciones de cambio, por ejemplo, para mejorar la agricultura y dejar de producir tantos desechos. Hay que usar el futuro y también repensarlo", sostuvo.

Impactos

Nayat Sánchez-Pi, directora ejecutiva de Inria Chile (Institut National de Recherche en Informatique et en Automatique), apuntó a la revolución tecnológica como fuente de innovación. Sin embargo, advirtió sobre su impacto en la sociedad, "porque existen sectores que no están preparados, educados para esto y eso hay que atacarlo", dijo.

"Lo que tenemos que intentar es redefinir lo que queremos, liberarnos, no tenerle miedo a la tecnología y redefinirnos como seres humanos y para eso la IA debe venir a apoyar", añadió.

En la misma línea, Jorge Vera, director del Instituto de Ingeniería, Matemáticas y Computación UC y Katherine Villarroel, secretaria Ejecutiva del Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo (CNID), expresaron sus alertas en torno a esta relación tecnología-innovación.

"Pareciera que la IA va a poder resolver todos los problemas de la humanidad y ahí es donde uno tiene que parar un momento. En primer lugar, hay límites de lo que se puede realmente resolver. Hay problemas que no se pueden resolver o son extremadamente difíciles y no es cosa de aumentar el poder computacional, se requiere un paradigma distinto", apuntó Vera.

"Estamos ante una ilusión, que el poder lo tienen las máquinas y eso es tremendamente peligroso, por lo tanto tenemos una gran responsabilidad (...) Chile tiene un rol en este espacio y donde podemos jugar un rol sabiendo que no somos líderes en aspectos tecnológicos, pero no podemos ser espectadores", expresó, por su parte, Villarroel.

¿Hacia dónde va Chile?

Conocido es el panorama en torno a la innovación en Chile. Mientras en la OCDE el promedio de valor agregado por kilogramo de material consumido es de US$ 2,3, en Chile apenas alcanza US$ 0,5. Además, el país se sitúa en el último lugar en el ranking de inversión en I+D de la OCDE con 0,38% del PIB, mezquino respecto al 2,4% promedio que destinan los países miembros.

Para María de los Ángeles Romo, gerente corporativa de Corfo, "hay una invitación a hacer algo respecto a esta cifra (...) más allá de lamentarnos, debe ser el inicio para poner en marcha el carro al que nos debemos subir".

De ahí que Romo apuntara a algunos aspectos particulares de Chile donde "hincar el diente" de la innovación. En primer lugar, en economía circular, donde el país es pionero en América Latina; en producción de energía, hidrógeno específicamente; en producción de litio; en salud y en alimentos.

"Hay que tomar conciencia de qué significa la innovación en nuestras empresas. La Ley de I+D no es del todo conocida, lo mismo con sus beneficios. No hay una evaluación reflexiva respecto al impacto que puede significar incorporar elementos de innovación dentro de las compañías como un elemento de agregación de valor a la propia empresa", agregó.

La experiencia finlandesa

Finlandia es uno de los países que destaca por la importancia que le da a la innovación. No por nada es conocido como "el país de los científicos".
Precisamente, como ejemplo de lo que ahí ocurre, Rafael Popper, principal scientist of Business, Innovation & Foresign, del VTT -centro de investigación financiado por el Estado finlandés, donde trabajan más de dos mil investigadores y se produce el 36% de la innovación del país-, aseguró que "Finlandia ve oportunidades donde los demás ven desafíos (...) Hemos visto muchas oportunidades para desarrollar soluciones del futuro en energía inteligente, en cambio climático, hay enormes desafíos en hacer más eficiente el uso de los recursos que tenemos, todo lo relativo a bien vivir en salud, hay muchas oportunidades para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y también en el trabajo. Hay oportunidades en desarrollar soluciones para tener una vida más segura y también la regulación industrial y digitalización".
Sin embargo, según el investigador de origen venezolano, en este continente "hay que transformar las actitudes, la mentalidad para apostar por la innovación".
En Finlandia, comentó, dan vida a diferentes metodologías para crear ecosistemas de innovación. Hacen lo que llaman una "prospectiva inteligente", que requiere un proceso de mirar hacia el futuro, de crear políticas públicas y políticas de investigación e innovación privadas. A eso agregan la movilización de distintos actores, de expertos para una cocreación de ese futuro.

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