Ignacio Sánchez: “La UC podría estar entre las 50 mejores del mundo si tuviera apoyo en recursos para investigación”

Como “bastante pasivo” califica el rector de la Pontificia Universidad Católica, Ignacio Sánchez Díaz, el sistema educacional chileno respecto a la innovación. De ahí que el médico destaque lo que su casa de estudios superiores está haciendo para intentar acabar con este mal sintomático de la educación en el país.

Convocatorias de programas como Brain y Jump, insertos en la labor del Centro de Innovación Anacleto Angelini, y un inédito curso de propiedad intelectual para estudiantes de pregrado, son para Sánchez prueba inequívoca de que la UC se esfuerza por darle impulso al carro de la innovación.

“El Centro de Innovación es un fiel reflejo de lo que hemos querido implementar, es decir, una universidad que dialogue con el sistema productivo, con el Estado y con la sociedad civil”, asegura.

Los recursos, no obstante, son la piedra de tope para desarrollar una labor más prolífica.

- ¿Cuáles son los principales focos de investigación en que trabaja la UC en la actualidad?

- Tenemos 18 facultades, cerca de 3.500 profesores, de los cuales, por lo menos, 1.500 tienen dedicación para investigar, por lo tanto no podríamos decir cuáles son las dos o tres líneas principales, son muy variadas (…) Los centros cumplen un rol muy importante de aglutinar distintas disciplinas en investigación, pero que otras estructuras, como los institutos, pueden además de aglutinar la investigación, crear programas de posgrado y tener profesores propios para que convivan en lugares propios y que a través de esa convivencia puedan aparecer las preguntas y el diálogo interdisciplinario.

- Hace poco la UC lanzó, de manera inédita, un curso de pregrado sobre propiedad intelectual ¿De qué otras formas fomentan la innovación y la investigación?

- Para los estudiantes de pregrado otra de las propuestas interesantes ha sido la posibilidad de entregar electivos de investigación en todas las áreas. Algo que tradicionalmente estaba radicado en las ciencias, biología, medicina, alguna ingeniería, hoy es bastante amplio y no es infrecuente ver un estudiante de Letras, Historia, Construcción o Educación, que tomen electivos de investigación, no porque queramos que la mayoría de nuestros alumnos sean investigadores, sino porque creemos que al exponer al estudiante de pregrado a preguntas de investigación, a este diálogo con investigadores, se le está exponiendo a un ejercicio de diagnóstico, de cuestionamiento y de estimulación de la curiosidad (…) En innovación es importante tener claro que mientras antes se expone al estudiante, mayores redes de imaginación va a tener.

- ¿Cree usted que el sistema educacional chileno promueve la innovación?

- No. Tenemos un sistema educacional bastante pasivo, en el sentido de que la participación en clases es bastante menor a lo que uno quisiera. Hay que esforzarse en estimular preguntas en los estudiantes, más que entregar conceptos. Ahora, con los métodos virtuales podemos combinar información, en que los estudiantes puedan adquirirla en sus propios tiempos y utilizar, ojalá, la sala de clases para el intercambio de conocimiento que ya traen.

- ¿Cuáles son las metas que se ha puesto la universidad en términos de spin-off y transferencia tecnológica?

- Esta universidad generó, aproximadamente, en el último año, cerca de 2.400 publicaciones indexadas. ¿Cómo se compara esto con lo que ocurría hace algunos años? Aproximadamente cada siete años duplicamos la capacidad de generar publicaciones. El 2010 teníamos 1.100 publicaciones, ahora el 2017 tenemos casi 2.400 ¿Qué pasaba en 2003? Había aproximadamente 550 y siete años antes cerca de 200 (…) ¿Vamos a tener 4.600 publicaciones en siete años más? Espero que sí, pero tenemos un desafío bien grande que tiene que ver con los recursos involucrados (…) Dependemos fundamentalmente de los fondos concursables estatales ya que los fondos privados en el país han tenido un crecimiento mucho más lento (…) En términos de spin-off la universidad tiene 27 en desarrollo y no hace muchos años teníamos seis u ocho. Pensábamos que al 2018 íbamos a llegar ojalá a las 20 y tenemos 27. Podríamos decir que en cinco años más debiésemos ser capaces de tener cerca de 50 spin-off. Ahí, de nuevo, el levantamiento de recursos es clave para este desarrollo.

- ¿Más recursos implicarían entonces mayores logros para la universidad?

- Esta universidad podría estar fácilmente entre las 50 o 60 mejores del mundo si tuviera un apoyo de recursos en investigación acorde a la calidad del cuerpo académico y los estudiantes de pre y postgrado.

- ¿Para fomentar la investigación y la innovación aparece como clave la materialización del Ministerio de Ciencia y Tecnología?

- Nosotros apoyamos fuertemente la creación del ministerio. Tuvimos hace tres años, antes que se presentara el proyecto, una comisión interna en la universidad, con cerca de 22 profesores de distintos ámbitos que generaron un documento que fue bastante bien recibido por Conicyt y quienes desarrollaron el proyecto (…) Una de sus conclusiones fue que tenía que estar el concepto de innovación asociado, porque va de la mano de la transferencia y del aporte país.

- En cuanto a los aspectos que todavía no se definen ¿Cuál es su postura?

- Tiene que haber un concepto territorial de la investigación. Como todo el país está centrado en las grandes ciudades, eso tiene que abrirse (…) Por otra parte, el Estado está financiando investigación, por lo tanto tiene que tener algún retorno, pero eso tiene que quedar establecido, no es que todo el producto de la investigación deba pertenecer al Estado porque o si no lo que va a ocurrir es los investigadores van a preferir hacer investigación en otro país. Tampoco puede ser que el Estado no tenga ninguna otra retribución (…) Hay que aclarar también el tema del presupuesto. Sabemos que va a haber un nuevo ministerio, pero ¿va a significar realmente una apuesta de inyección económica potente? Todos los que estamos en esta discusión conocemos de sobra el 0,38% de inversión del PIB en I+D y ese porcentaje está hace tantos años y también hace muchos años hay un consenso transversal de que tenemos que hacer lo posible para llegar al 1%, porque hay otros países que tienen el 2%, el 3%, incluso más.