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Billions: La historia detrás de la serie que atrapó a la elite financiera

Cumple con los requisitos que debe cumplir prácticamente cualquier serie de televisión que quiera enganchar a su audiencia desde un comienzo: actores de moda, basarse en una historia real polémica, con sexo, rock and roll y dinero, mucho dinero.

Por: Jimena Catrón S. | Publicado: Jueves 1 de diciembre de 2016 a las 10:11 hrs.
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Billions cumple con los requisitos que debe cumplir prácticamente cualquier serie de televisión que quiera enganchar a su audiencia desde un comienzo: actores de moda, basarse en una historia real polémica, con sexo, rock and roll y dinero, mucho dinero.

Bobby Axelrod (interpretado por Damian Lewis), es el protagonista odiable pero envidiado por sus pares, de carácter irascible pero cercano, inspirado en el polémico Steve Cohen, quien se convirtió en el desafío preferido de los fiscalizadores del mercado norteamericano.

Como es común en la vida real, la respuesta de la ley -una vez que se desencadena una crisis financiera- no alcanza a cumplir con las expectativas del mercado. Así, luego del derrumbe provocado por la subprime, hubo una procesión constante de casos de información privilegiada, en los que los gestores de fondos de cobertura cayeron sin problemas en las manipulaciones de otros inversionistas.

Los fracasos de AIG, Lehman Brothers, Bear Stearns, Fannie Mae y Freddie Mac requirieron rescates masivos, mientras que las firmas de Wall Street no vieron procesados a ninguno de sus altos ejecutivos. Y en ese grupo, estaba Steven Cohen, creador del fondo S.A.C Capital (en la serie, Axelrod funda Axe Capital), y quien según la revista Forbes, tiene una fortuna cercana a los US$ 11.400 millones.

Ahora, entra en escena el que podría ser definido como el héroe caído de esa época: Eliot Spitzer (Paul Giamatti), quien pasó de ser el sheriff del mercado financiero a estar envuelto en un escándalo donde una prostituta –de varias-, marcó su caída y lo hizo pasar a la historia con el apodo de "Client 9".

Spitzer era un referente, ya que logró entender la dinámica de los conflictos de interés entretejidos en los modelos de negocios de los mayores bancos, casi como un insider.

Como procurador general de Nueva York, persiguió a los responsables detrás de las quiebras de las puntocom, cambió las prácticas de investigación y llevó al banquillo de los acusados a grandes fondos mutuos por operaciones abusivas.

Y como era de esperar, fue también en busca del gigante de fondos de cobertura S.A.C. Capital. Sin embargo, ante la lógica que implica no dejar rastros al momento de hacer uso de información privilegiada (sería inocente esperar que un ejecutivo top hable de ello en un correo), lo máximo a lo que podían aspirar era a llegar a un acuerdo, en el que se pagan multas, no se niega ni admite culpabilidad, y los CEOs se quedan.

Uno de los logros de la serie es que consigue reflejar por qué Cohen se convirtió en un objetivo irresistible para los fiscales. Las apariencias decían que o tenía una pésima política de recursos humanos, o simplemente creó un ambiente en el que algunas personas se sienten obligados o bienvenidos a hacer trampa. Lo que en la serie Axelrod llama su "familia".

Así, pese a que podía estar directamente implicado en un delito, el gobierno arrestó a varias personas por abuso de información privilegiada que eran ex empleados de S.A.C. o empleados de S.A.C. en el momento de su supuesta mala conducta. Sin embargo, para todos los efectos, Cohen es S.A.C. Y S.A.C., quedó libre.

En julio de 2013, luego de múltiples cargos contra empleados de S.A.C. Capital Advisors, la SEC presentó cargos civiles contra su fundador, acusándolo de no prevenir el uso de información privilegiada. A fines de ese año, la compañía se declaró culpable de infracciones de información privilegiada, acordó dejar de administrar fondos para terceros y pagó una multa de US$ 1.800 millones. Luego, Cohen llegó a un acuerdo con el regulador para eliminar la acusación civil, en la que se le prohíbe gestionar dinero para terceros hasta 2018.

"Es como el John Gotti del mundo de los fondos de cobertura", decía Spitzer, esforzándose por no comparar los fondos de cobertura con el crimen organizado, señalando después que "hoy el objetivo son los fondos de cobertura, y Steve Cohen es el capo di capo".

Así, ya sea por vacíos legales o porque no se podía demostrar fehacientemente si conocía o no determinada información (casos similares en nuestro país hay cientos), Cohen resultó victorioso.

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