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En estos 30 años Diario Financiero ha caminado de la mano con quienes han asegurado el mantenimiento de una línea editorial que contribuya a informar y comentar de una mejor manera el ámbito financiero y económico: los exdirectores, protagonistas privilegiados de la historia de DF. En un nuevo aniversario nos entregan su mirada sobre la labor y el contexto histórico que les correspondió.

Por: | Publicado: Lunes 12 de noviembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Nace el Diario Financiero

Roberto Meza A.
Director entre 1988-1995

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i algún término grafica con mayor exactitud el momento económico-político en el que "El Diario Financiero" nació a la vida pública es: "transición".
A 20 días de realizado el Plebiscito del 5 de octubre de 1988, el diario salía a circulación destacando en portada: "Chile comienza a exportar servicios", titular en que subyacía la esperanza de un país que transitaba desde una cualidad de exportador de materias primas, hacia su integración al mundo con "exportaciones no tradicionales".
Con un per cápita de US$ 1.940 y un PIB de solo US$ 24.600 millones, el Chile de 1988 aun trastabillaba con los crudos efectos de la crisis financiera de 1982, año en que el PIB cayó casi 14% abriendo las puertas a cambios políticos y económicos de la llamada "Primavera de Jarpa". Eventos que pavimentaron, en 1985, el arribo a Hacienda del economista de la U. de Columbia, Hernán Büchi y el retorno a principios económicos liberales puestos en marcha hacia fines de los '70 y hasta 1982 por el grupo de economistas conocidos como "Chicago Boys".
El duro paquete de recuperación de Büchi originó tensiones, pero reafirmó la actividad y apertura económica al comercio internacional, induciendo un entorno ideal para el periodismo económico-político. En efecto, la frustrada convocatoria a acelerar la transición había impulsado cambios hacia una mayor presencia económico estatal, y posibilitó la ratificación de plazos según el itinerario constitucional de 1980, en que sectores moderados de diversas tendencias convergieron en un acuerdo que consiguió, finalmente, el triunfo del "No" ese 5 de octubre.
En tal entorno, con una actividad que se recuperaba elevando el PIB desde 2% anual de 1985, al 10,6% en 1989, el primer año de vida del diario testificó la combinación virtuosa de una renovada esperanza por la democracia sobreviniente, una convergencia política horizontal que consensuó el modelo económico e institucional de libre empresa con un masivo traspaso de la producción de bienes y servicios a los particulares nacionales y extranjeros en todos los planos.
También atestiguó la normalización democrática y las elecciones presidenciales y parlamentarias de las que emergieron las dos grandes coaliciones que definieron la política nacional por decenios y que caracterizaron a Chile como ejemplo de transición en que una dictadura entregaba normal y formalmente el mando al vencedor de aquellos comicios.
En los siete años que siguieron, el grupo de periodistas fundadores que tuve el honor de dirigir realizó un significativo aporte a una más extensa, profunda y crítica información económico-política y a la promoción de la libertad, democracia y apertura al mundo.

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Por el camino correcto

Roberto Undurraga
Director entre 1996-1999

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uando hace 30 años un grupo de periodistas que trabajaban en el diario "El Mercurio" se lanzó a la idea de crear un periódico especializado en economía, finanzas, inversión, en fin, las distintas áreas del llamado sector económico de la prensa escrita, no faltaron los comentarios tildando este desafío como "cosa de locos", "periodistas ilusos" e incluso lo condenaban al fracaso.
"El Diario" ha sabido ganarse en estos años el respeto de sus lectores, avisadores, dirigentes gremiales, empresarios, autoridades públicas y privadas porque ha mantenido una línea editorial tendiente a orientar, analizar y opinar sobre temas que en materia económica o financiera interesan a la opinión pública. Con el paso de los años esta tarea ha sido más difícil porque los lectores son más exigentes, las decisiones económicas están globalizadas, son muy rápidas, a veces contradictorias o insólitas, lo que obliga a los medios a estar muy atentos para satisfacer la necesidad de información de sus lectores.
Lo importante para cumplir con este objetivo será una línea editorial responsable, que se puede alcanzar con profesionales que estén bien informados, investiguen y sean capaces de emitir una opinión argumentada.
Desgraciadamente y no solo en Chile, la prensa escrita atraviesa hoy por un período lleno de incertidumbre. Las redes sociales y la farándula se han adueñado de la atención pública, por lo que el periodismo en general y más aún la prensa escrita especializada, no importando su área de acción, parecen bloqueados, sin ideas o en un cambio constante de estrategias para sobrevivir.
El problema es real. Resulta patético observar los programas informativos de la televisión donde un "portonazo" o una discusión entre dos actrices pueden ocupar el 60%, mientras un alza de tasas que disponga el Banco Central no merecerá más de 15 segundos.
Mi duda es si esa información del Banco Central, trascendental para la toma de decisiones económicas o sociales, no merece más atención porque el editor no tiene imágenes de apoyo, las considera noticias densas o aburridas, que bajan el rating y, por lo tanto, no hay que profundizarlas o, como yo pienso, porque no hay periodistas que dominen el tema para informarlo o comentarlo adecuadamente. En realidad, hoy son muy escasos los periodistas que saben cubrir el sector económico.
Vaya lo anterior para destacar el aporte que ha significado "El Diario" para la sociedad chilena. Mientras continúen privilegiando la información, la investigación, el comentario constructivo, certero, seguirán sumando éxitos a los que han alcanzado en estos años.

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El rol de la prensa económica en tiempos difíciles

Francisco José Covarrubias
Director entre 2006-2009

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utero enarboló hace 500 años la frase "¡todos somos pastores!" para proclamar el fin de la Iglesia como mediadora entre las personas y Dios. Ya no se necesitaría una especie de aduana para encontrarse y entender el mensaje de la biblia, sino que cada uno podría hacerlo directamente.
En la era de la información digital, muchos —siguiendo implícitamente el razonamiento de Lutero— enarbolan la frase "¡todos somos periodistas!", para dar cuenta que el rol de la prensa empieza a quedar obsoleto. Pero ello es un error de proporciones.
Es cierto que todo cambió y nada será igual. Es cierto que gran parte de la información está disponible y cada uno podría recolectarla por sí mismo. Es cierto, también, que los diarios impresos es posible que desaparezcan. Sin embargo, lo que no desaparecerá nunca es el rol de la prensa en recolectar la información, ordenarla, clasificarla y decirle al público qué es lo importante, en qué tiene que reparar y cómo se deben entender las cosas. Los diarios son una guía, un faro, una señal. Y lo seguirán siendo.
En el caso de los diarios económicos existe una particularidad adicional. Dado que la economía se alimenta de las expectativas (algo que ya los fisiócratas —antes de Adam Smith— se dieron cuenta), el periodismo económico tiene una incidencia directa en esa formulación. Y si bien en la era digital, podrán existir otros formadores de expectativas (un twittero afamado, por ejemplo) los diarios seguirán teniendo un rol clave.
¿Cómo debe el medio afrontar esa disyuntiva? ¿Debe intentar mejorar las expectativas en momentos de crisis, o debe simplemente informar la realidad tal como es?
Cuando fui director de Diario Financiero, me tocó afrontar ese dilema. Corría 2008 y la crisis subprime amenazaba a muchas empresas y con cambiar la dirección de la veleta de la historia.
En ese momento, la decisión fue informar la realidad con la crudeza que tenía. Y pese a que algunos se preguntaban cómo era posible que el Diario Financiero, a diferencia de los otros medios, fuera tan desgarrador para informar, lo que hizo fue simplemente reflejar la sensación ambiente que existía en el mundo económico y empresarial. Sin eufemismos. Sin voluntarismos.
Los ciclos de la historia harán que en el futuro tengamos nuevas crisis. De dimensiones que no conocemos. Y la prensa económica, desde el soporte que esté ejerciendo el periodismo, deberá volver a preguntarse cómo informar y cómo calibrar. Y la respuesta deberá ser siempre aquella que está buscando su audiencia, que no es otra cosa que la realidad tal cual es. El periodismo no está hecho para cambiar el mundo. El periodismo está hecho para dar cuenta de cómo está girando el mundo. Eso esperan los lectores.

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DF, cross check y reportar

Roberto SapaG
Director entre 2011-2018

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asi con seguridad, los últimos 30 años han sido de los más dinámicos en la historia económica y de negocios del país. La amplitud de las transformaciones estructurales e institucionales registradas en estas décadas; el baraje y rebaraje del naipe de empresas y grupos empresariales; la frecuencia y complejidad de los sismos financieros internacionales y sus réplicas locales, así como las condiciones inéditas e insospechadas en que han operado los mercados son sólo algunos de los antecedentes que permiten aventurar ese juicio.
A lo largo de estas tres décadas, Diario Financiero ha sido incondicionalmente un testigo privilegiado de ese intenso largometraje de profundas transformaciones.
A principios de los 90, quienes estuvimos en la sala de redacción de DF pudimos constatar que su agenda informativa estaba marcada por las complejidades de la transición política; por la afanosa búsqueda de acuerdos para consensuar reformas (laboral, tributaria y del mercado de valores, entre otras) y por atrevidos movimientos en el tablero de negocios, que permitieron a una ambiciosa línea de profesionales revolucionar el hasta entonces anquilosado mapa empresarial.
Treinta años más tarde, y tras lo que sin duda ha sido una accidentada iteración que afortunadamente ha permitido progresar a un gran número de chilenos, Diario Financiero sigue escribiendo con excelente caligrafía el primer borrador (que es como algunos describen al periodismo) de la historia económica y de negocios del país. Eso es, pude presenciar estos últimos siete años como director de DF, lo que su excepcional equipo de profesionales se propone cada inicio de jornada.
¿Cómo sintetizar los que nos tocó hacer en estos últimos años en DF? En simple, sólo diría que nos tocó testimoniar cómo los escándalos políticos tenían nombres de empresas; sufrir en carne propia, al igual que al resto de los medios de comunicación, el ser escrutados por audiencias que nos exigían ser más inquisidores con las empresas y los empresarios; nos tocó también bailar al son estridente de una de las crisis financieras más profundas conocidas y luego purgar su resaca a punta de terapias alternativas recetadas desde el Olimpo... Y, tal vez lo más relevante, nos tocó dar cuenta de un período político económico controvertido y que, es de esperar, deje como profunda lección lo importante que son los acuerdos y la buena calidad de las políticas públicas para asegurar una buena performance económica, la misma que permitió sacar de la pobreza a millones de chilenos en estos últimos 30 años.

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