Los mejores carnavales del mundo para vivir al menos una vez en la vida

Máscaras, baile, color, alegría, carrozas y, sobre todo, mucha música: así se resume en pocas palabras un carnaval.

El origen de esta popular celebración se remonta a la antigua Roma, como un período de crítica social en el que se ridiculizaban a los gobernantes, a los nobles, al clero e incluso la moral religiosa. Pero la costumbre se extendió a la Europa renacentista y, mediante la conquista, llegó más tarde a Sudamérica.

Febrero y marzo son los meses en que se celebra el carnaval alrededor de todo el mundo. Cada ciudad tiene su propio estilo y forma de celebrarlo, pero casi todas coinciden en semanas enteras de desfiles, disfraces y bailes.

En base a relevamientos de los metabuscadores Viajala y Turismocity, Clase Ejecutivaseleccionó desde Latinoamérica hasta Europa 8 carnavales que hay que vivir al menos una vez en la vida.

Río de Janeiro, Brasil

Es el más grande y famoso del mundo y una de las mayores manifestaciones de la cultura carioca. Brasil se paraliza durante estos días y la ciudad recibe alrededor de 1,5 millones de visitantes ávidos de vivir el carnaval.

Las calles se cierran al tráfico y por ellas circulan miles de bailarines con sus deslumbrantes disfraces, las Escuelas de Samba compiten con sus carrozas y se organizan desfiles callejeros.

Dunkerque, Francia

Esta ciudad portuaria del norte de Francia ofrece uno de los carnavales más famosos del país. Parte de su encanto es que prácticamente todos los habitantes de la ciudad, así como los visitantes, se disfrazan de forma colorida y original y desfilan por las calles de la ciudad cantando y bailando.

Tenerife, España

El carnaval más importante de España es tan popular que este año su página colapsó cuando salieron a la venta los tickets para asistir. Se celebra con dos semanas a pura fiesta y espectáculos: todo comienza con una cabalgata en la que participan la Reina y sus damas. A la noche, explota con miles de carnavaleros bailando hasta el día siguiente.

Oruro, Bolivia

Esta celebración fue declarada Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco y congrega a ciudadanos de todo el país. En Oruro se mezclan elementos indígenas, católicos y folklóricos, por lo que se puede ver cómo conviven la Virgen, el diablo y la Pachamama representados en máscaras de todos los colores.

Quebec, Canadá

Se celebra desde el siglo XIX y suele atraer a más de un millón de habitantes. En este carnaval, a diferencia de los demás, se construyen espectaculares esculturas de hielo, incluyendo un palacio para el rey de la celebración: Bonhomme.

Barranquilla, Colombia

El carnaval de Barranquilla fue distinguido por la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad y en él participan cerca de 500 agrupaciones folclóricas y artistas internacionales.

Lo más destacado es la Batalla de Flores, que consiste en un desfile de carrozas, comparsas, grupos de bailes y disfraces, donde aparecen los personajes típicos del carnaval: el Rey Momo, María Moñitos y el Hombre Caimán. Quien preside el desfile es la Reina en su carroza, que baila y tira flores al público. La fiesta finaliza con la muerte de Josesito Carnaval, el personaje que representa alegría y fiesta.

Venecia, Italia

Este es probablemente el carnaval más elegante del mundo y es producto de una tradición del siglo XIII, donde la nobleza usaba máscaras para salir al pueblo. Los disfraces consisten en trajes de época del siglo XVII veneciano y lo más característico son sus máscaras blancas, plateadas y doradas.

Se organizan desfiles en la calle, eventos y exclusivas a las que es difícil acceder sin invitación. Además, como se celebra en febrero y es invierno, suele hacer mucho frio (¡y hasta puede llegar a nevar!), así que las fiestas se hacen en lugares cerrados y no tanto al aire libre.

Colonia, Alemania

A pesar del intenso frío, las calles se llenan de gente tomando cerveza kölsch. El carnaval se desarrolla en la calle principal de Colonia, donde desfilan más de 200 carrozas tiradas por caballos adornados con guirnaldas, al compás de sonatas que rememoran a la época de la antigua Corte Real.