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Los nuevos requisitos para ejecutivos en Chile: vivir afuera, visión amplia y manejo digital

Aunque tener un MBA -u otro postgrado- e inglés siguen siendo necesarios, ya no bastan para las mejores posiciones.

Por: Rodrigo Cárdenas | Publicado: Sábado 17 de enero de 2015 a las 05:00 hrs.
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Habilidades blandas, un liderazgo comprobado, manejo de las nuevas tecnologías y rapidez de reacción. Esas son algunas de las nuevas características que necesitan tener hoy los nuevos ejecutivos de las primeras líneas de negocios en Chile.

Si hace cinco años bastaba con tener un MBA y un manejo de inglés de negocios para ser un candidato deseable por el mercado nacional, ahora las nuevas tecnologías, los cambios en las relaciones al interior de las empresas y con el entorno de éstas y la mayor competencia, han hecho que otras habilidades cobren tanta o más importancia a la hora de seleccionar a estos profesionales.

Se requiere mayor concienca de los stakeholders (o grupos interesados) que tienen las empresas, en un escenario en que las relaciones con comunidades juegan un rol clave no sólo en la imagen reputacional de las firmas, sino que muchas veces también tiene un impacto directo en el negocio principal.

El managing director de Boyden Chile, John Byrne, explica que "más que nunca se está privilegiando el manejo de equipos y habilidades blandas para enfrentar situaciones complejas, contingencias y crisis no previstas con anterioridad. Estas habilidades blandas son típicamente: flexibilidad, saber ajustar al equipo/mantener la motivación de todos bajo las nuevas exigencias de un negocio cambiante y tal vez con mayor incertidumbre. La tecnología siempre se puede aprender, pero el estilo de liderazgo que funcione bajo estas condiciones es algo que está más bien relacionado con el estilo de cada persona y, eso es lo que finalmente hace la diferencia".

En la misma línea, Joyce Veloso, associate director en Page Executive, indica que "hoy, no solo deben contar con habilidades blandas y la capacidad para liderar grandes equipos, sino también deben tener conciencia de los impactos de la empresa en la comunidad y el medio ambiente. El nuevo líder ejecutivo, debe integrar las variables ambientales, sociales y económicas de la organización. Debe tener una visión mucho más amplia del mercado y conocimientos de las nuevas tecnologías".

Vivir fuera y velocidad

La mayoría coincide en que contar con un MBA -u otro postgrado afín- sigue siendo relevante, especialmente si se realiza en el exterior, tanto por la experiencia de vivir fuera de Chile, como por el dominio del inglés (si se realiza en un país con esa lengua), el cual aún es un activo escaso.

Karina Pérez, directora asociada de Robert Half, añade que "la experiencia de vivir y/ o trabajar en exterior se está valorizando en términos de experiencia. Por eso se está viendo, una tendencia a solicitar experiencia internacional, sobre todo para cargos en empresas multinacionales".

En el área comercial, el managing director DNA Human Capital, Lucas Canevaro, agrega que "las habilidades que se están requiriendo en la actualidad están más ligadas a la rapidez en los negocios, conocimiento financiero y una formación en TI que les permita equipararse al momento actual de mercado".

Asimismo, Felipe Lagos, director de Adecco Professional, dice que "las empresas también están solicitando que el profesional tenga la disponibilidad para trasladarse a otro país, debido a la creciente movilidad internacional que hoy estamos viendo; este aspecto exige que el candidato haya tenido experiencia viviendo en otros países, recorriendo y conociendo otras culturas e idiomas".

Gerentes para la próxima década

Imagen foto_00000010Mario Mora, Socio Director Equation Partners
Hace 20 años, cuando las compañías buscaban ejecutivos para posiciones que no podían llenar internamente vía promociones, el perfil del candidato debía estar avalado por una larga lista de experiencias, conocimientos de la industria específica y académicos.

Hace 10 años, las empresas y principales firmas de reclutamiento de ejecutivos comenzaron a buscar en el candidato ideal un balance entre competencias técnicas y aquellas consideradas "blandas": visión estratégica, liderazgo, empatía, capacidad de negociación, tolerancia a la frustración, y orientación al logro, entre otras.

Hoy existe un claro entendimiento de que las competencias blandas (o personales) son mucho más relevantes que las técnicas en los cargos gerenciales o de liderazgo (inteligencia emocional ganándole al CI).

Obviamente existen siempre situaciones en que las empresas en su afán por ver resultados inmediatos optan por un ejecutivo "plug & play", privilegiando el resultado de hoy vs. el que podrá entregar mañana.

Este análisis de los últimos 20 años no es tan evidente al evaluar cuáles son las competencias críticas para abordar los desafíos que las empresas enfrentarán en Chile en los próximos 10 años. Hay que ser miope para no ver la gran complejidad del contexto en que están insertas hoy: cambios en regulaciones, leyes y expectativas de accionistas; en las empresas y en su responsabilidad social; en los consumidores y en el poder de las redes sociales, etc. En este ambiente, las tradicionales competencias blandas parecen no ser suficientes.

Hoy, el gran desafío de las compañías chilenas no se centra en que sus ejecutivos tengan sólo adecuadas competencias, personales o técnicas, sino en que sean capaces de adquirir nuevas habilidades en la medida que el contexto en que está inserta la empresa se haga más complejo e incierto, conviviendo con la ambigüedad, la hostilidad, los cambios en las reglas con y un creciente poder de veto del consumidor.

Las competencias "blandas" siempre serán importantes, pero en el balance de capacidades los ejecutivos que las empresas chilenas necesitarán–independiente del nivel jerárquico– se hallan una contundente dosis de (i) efectividad personal, siendo capaces de ejecutar con calidad, foco y compromiso en situaciones adversas, como ambigüedad, complejidad, cambios en las prioridades y hostilidad; (ii) liderazgo inspiracional, para transmitir emocional y racionalmente una visión y compromiso de hacia dónde va la organización; (iii) orientación al logro propio y del grupo, compartiendo éxitos y fracasos, empujando su gente y a él mismo para exceder las expectativas con total "espíritu deportivo"; (iv) capacidad analítica, para sintetizar información de distintas fuentes, formular patrones de comportamiento, ver conexiones entre distintas ideas, organizarlas e integrarlas, y (v) una genuina y honesta capacidad de aprendizaje y adaptación a partir de las experiencias propias y/o del feedback de su gente, pares o superiores.

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