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Mercados y política

Joaquín Aguirre gerente de Estrategia de Tanner Investments

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Extirpar el escenario político del análisis de los mercados es un acto estéril, pues devuelve una representación reducida de la realidad. Por eso es frustrante que, al realizar proyecciones, el IPoM no se pronuncie sobre el ciclo político que se nos despliega (y no debe hacerlo por la responsabilidad institucional del B. Central), aunque su relevancia para la trayectoria del PIB pueda ser tan gravitante como el desempeño de China.

Por lo tanto, es deber de los integrantes del mercado interpretar las proyecciones, las que están condicionadas con los resultados electorales. Aquí visualizo tres escenarios de triunfos: uno de Sebastián Piñera, otro de un soft Guillier, y otro de un hard Guillier. La lógica de esta desagregación es que el desenvolvimiento de un gobierno de Piñera es más fácil de proyectar, no solo porque ya lleva a cuestas una presidencia, sino por la mayor nitidez de sus alianzas.

El escenario de un soft Guillier involucra la moderación de la retórica refundacional, el mayor respeto por los bolsillos de los empresarios y la contención de frases guevaristas. Un equipo con adecuados antecedentes técnicos para la ejecución económica aflora y las reformas adicionales sobre tributos y laburos se hacen con una mayor participación del cuerpo empresarial.

Un hard Guillier es menos probable porque el Congreso no le da piso a las reformas más extremas (no + AFP y una nueva Carta Fundamental). Sin embargo, gracias a nuestra monarquía presidencial, Guillier podría promover mayores trabas a la iniciativa privada a través de reformas enemigas de los espíritus animales.

Piñera es el favorito de los mercados. Su gobierno probablemente presentará una mayor sensibilidad con el crecimiento y la sustentabilidad de nuestro erario, lo que sumado a un cuerpo ejecutor con mayor tonelaje político y empresarial empujaría al IPSA a niveles de 5.500-5.800 para el próximo año. El dólar podría volver a $ 625 si el cobre se estaciona en estos niveles.

La versión suave de Guillier lleva al IPSA a 4700 y al dólar a 660. Acá no logro vislumbrar todavía un alza sustancial de tasas a raíz de un empeoramiento crediticio (creo que van a subir, pero gracias a un mundo con menos lubricante monetario).

Guillier en su versión dura es la peor noticia para el IPSA, el que podría descender a 4400. La relación deuda a PIB, tan recelada por las clasificadoras de riesgo, podría acercarse más al 30% dejándonos con alguna rebaja crediticia adicional. El dólar podría llegar a niveles de $ 680-700.

Finalmente, para el largo plazo, el mercado deberá tener en mente las elecciones de 2021, donde los nuevos actores disruptivos quizás se vigoricen y actualicen nuestra institucionalidad, modificando el apetito por el ingreso de capitales al ruedo.

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