Sergio Lehmann

Política fiscal y monetaria cara a cara

Sergio Lehmann Economista jefe del Banco BCI

Por: Sergio Lehmann | Publicado: Lunes 2 de agosto de 2021 a las 04:00 hrs.
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A fin de contener los impactos de la pandemia y permitir la recuperación económica, tanto la política fiscal como la monetaria han jugado un rol fundamental, no sólo en Chile, sino que en buena parte de las economías en el mundo. En nuestro país, a partir del momento en que comenzamos a ser golpeados por la crisis sanitaria hasta hoy, se ha comprometido en torno a 24% del PIB en recursos públicos, entre los esfuerzos fiscales más masivos a nivel global.

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Sumamos además los retiros de los fondos de pensiones, que, si bien no se focalizan en los segmentos de la población más afectados por la crisis, han significado una gigantesca inyección de liquidez en la economía, que también va a involucrar recursos públicos a futuro de manera de financiar el Pilar Solidario y asegurar pensiones mínimas. Ello determina que como país hemos comprometido recursos en torno al 43% del PIB, un récord mundial absoluto. Del lado de la política monetaria, el Banco Central mantuvo la tasa de interés de referencia en un mínimo técnico de 0,5% por 15 meses, para subirla 25 puntos base hace algunas semanas atrás, al tiempo que diseñó mecanismos inéditos para sostener el crédito, especialmente orientado a las PYME.

¿Y cómo debiéramos seguir adelante? Con su última acción, el Banco Central inicia una recalibración del estímulo monetario para moderar las presiones inflacionarias, dado el menor espacio de maniobra que le ha dejado la política fiscal con sus masivos apoyos económicos. En el mundo desarrollado, a diferencia de lo que vemos en Chile, el impulso fiscal comienza a retroceder, lo que lleva a que el mayor peso de la recuperación lo asuma la política monetaria. De ahí que en EEUU se prevé que recién en 2023 la FED inicie la normalización monetaria, mientras que en Europa se ha extendido el relajamiento cuantitativo, una forma muy directa de inyectar liquidez y mantener las tasas bajas, hasta al menos fines del primer trimestre del próximo año.

Las cuentas públicas en Chile han reflejado la gigantesca ayuda entregada para efectos de contener la crisis, previéndose un déficit fiscal de 7% este año, similar al de 2020. La deuda pública en consecuencia ha subido rápidamente, al tiempo que habremos utilizado casi la totalidad del fondo soberano invertido en el exterior, diseñado precisamente con el propósito de hacer frente a las crisis económicas.

Es urgente retomar la responsabilidad fiscal con miras a 2022, lo que implica reducir con fuerza el gasto público. Una buena parte del mayor gasto de este año, que crecería cerca de 30%, es de carácter transitorio y, por tanto, se debe revertir. Si ello no ocurre de forma relevante, será políticamente complejo hacer ajustes más adelante, llevando a un importante deterioro adicional de las cuentas fiscales.

De forma de sostener los apoyos a la economía, debemos entonces darle un rol protagónico a la política monetaria, algo similar a lo que se está viendo en el mundo desarrollado. Por ese lado se requiere mantener los estímulos por al menos los próximos dos años, de forma de que las heridas provocadas por la crisis cicatricen, generando además el espacio necesario para que la política fiscal ceda, quitando presión sobre las cuentas públicas.

Bajo esta coyuntura, como nunca antes, se exige una muy estrecha coordinación entre la política fiscal y monetaria que apunte a fortalecer los pilares de la economía. Un encuentro cara a cara cuyo resultado tendrá implicancias significativas sobre la capacidad de crecimiento y desarrollo futuro de Chile.

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