Business LIFE | Los líderes financieros deberían escribir cartas como las de Warren Buffett
Pilita Clark
Cuando me enteré la semana pasada de que Warren Buffett había decidido dejar su poderoso imperio Berkshire Hathaway a los 94 años de edad, me recordó algo que me ha preocupado durante años.
Se trata de las cartas anuales del gran inversor a los accionistas de Berkshire. Durante décadas han sido unas de las misivas más perspicaces, alentadoras y leídas del mundo financiero. Citadas infinidad de veces. Recopiladas en libros. Sumamente educativas.
Buffett contó con ayuda. La periodista financiera Carol Loomis editó las cartas. Aun así, ¿cómo es que tantos otros líderes financieros, con tantos asesores y tantos recursos, fracasan repetidamente en la elaboración de cartas anuales que igualen las de Buffett? Muchas de las cartas son perspicaces, sin duda. Pero ¿por qué no comunican su contenido con la brevedad, el ingenio y la humildad de las tan exitosas misivas de Buffett?
Supongo que muchos no quieren hacerlo.
Uno de los grandes méritos de una carta de Buffett es la cantidad de veces que admite -o incluso se deleita- en destacar algo que otros buscan enterrar con la ayuda pequeños ejércitos de relaciones públicas y abogados de Wall Street: las meteduras de pata.
“Durante el período 2019-2023 he usado las palabras ‘error’ o ‘equivocación’ 16 veces en mis cartas”, escribió en su última carta en febrero, señalando que la pretensión de perfección gerencial lo ponía nervioso.
De hecho, lleva mucho más tiempo escribiendo sobre sus “errores no forzados”, decisiones tontas y costosos errores. Pero aquí tenemos un clásico de 2021, sobre una “horrenda amortización de US$ 11 mil millones” que, según él, se debió casi en su totalidad a la compra del grupo de fabricación Precision Castparts por parte de Berkshire en 2016. “Pagué demasiado”, escribió, añadiendo que “éste no era ni de lejos mi primer error de ese tipo. Pero es grave”.
Se podría decir que tales confesiones son fáciles si uno ha pasado seis décadas convirtiendo en millonarios a tantos accionistas. Y a pesar de todas sus confesiones, los lectores aún podían ver que los resultados de Buffett eran asombrosos.
Pero también se podría decir que reconocer los errores ayuda a explicar ese éxito. De cualquier manera, genera un grado de confianza que no siempre se otorga a los grandes y expertos financieros que se reúnen cada año en Davos, una reunión a la que Buffett nunca ha asistido.
La última carta anual de Larry Fink, de BlackRock, es más representativa del estilo cauteloso que se utiliza en las comunicaciones con los accionistas.
Comienza con un toque del encanto propio de Buffett: “Desde 1976, cuando me presenté a mi primer trabajo en Wall Street -luciendo el pelo largo, joyas de turquesa y el traje marrón más feo del mundo-, invertir se ha puesto mucho más de moda (y, por suerte, yo también)”.
También está admirablemente libre de jerga empresarial y la palabra “error” sí aparece una vez. Pero se refiere a lo que Fink describe como una repetición del “error histórico” del mundo financiero: la abundancia de capital desplegada de forma demasiado limitada, no a ningún error que él o su colosal firma pudieran haber cometido.
La última carta a los accionistas de Jamie Dimon, de JPMorgan Chase, por otro lado, tiene una sección titulada “errores que cometí”. Revela que subestimó la importancia de la tecnología en la nube y menciona el caso del operador conocido como la Ballena de Londres, quien perdió al menos US$ 6 mil millones para el banco en 2012. Lamentablemente, esta sección no se encuentra hasta la página 53 de un documento que ocupa unas inexcusables 58 páginas. Incluso, Fink logró contener sus pensamientos en tan solo 27 páginas este año. Las de Buffett han tenido un promedio de 17 páginas en los últimos 10 años.
Hay un director ejecutivo de una enorme empresa global cuyas cartas anuales, encomiablemente breves y legibles, incluyen ocasionalmente admisiones de fracaso.
Se trata de Andy Jassy, de Amazon, quien ha continuado su trayectoria al estilo de Jeff Bezos, el fundador de la compañía a quien Jassy reemplazó en 2021.
Aun así, no me imagino que ninguno de estos líderes jamás escribirá frases tan memorables como las de Buffett, porque aunque compartan su sentido del humor, ninguno parece tan dispuesto a demostrarlo.
Mi frase favorita se encuentra en la carta de Buffett de 2007: “Si un capitalista con visión de futuro hubiera estado presente en Kitty Hawk, les habría hecho un gran favor a sus sucesores derribando a Orville Wright”, (refiriéndose a su opinión de que las aerolíneas crecen rápidamente, requieren un capital significativo y ganan poco o ningún dinero).
También me gustó su observación de 1982 de que “los inversores siempre pueden comprar sapos al precio actual de los sapos”. Y otras similares.
Pero parece apropiado terminar con su recordatorio de 2023 de cómo unas pocas inversiones ganadoras pueden compensar las decepciones. “La maleza se marchita mientras las flores florecen”, escribió. “Y sí, también ayuda empezar temprano y vivir hasta los 90”.