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Editorial

Desafíos en competitividad

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 18 de junio de 2025 a las 04:00 hrs.

Chile logró subir dos puestos en el reciente Ranking de Competitividad Mundial 2025, elaborado por el International Institute for Management (IMD), retornando con ello a los niveles previos al estallido social y a la pandemia. Se trata de un avance positivo, aunque aún modesto, en un contexto en que el país requiere recuperar el dinamismo económico y la eficacia institucional para alcanzar tasas de crecimiento por sobre el PIB tendencial de 2% y atraer inversión de largo plazo.

Aunque Chile logró avanzar en el último ránking mundial, urge abordar las trabas en productividad, permisología y diversificación.

Entre las 69 economías evaluadas, Chile ocupó el puesto 42, todavía por debajo de la posición 38 alcanzada en 2020 y lejos del lugar 29 registrado hace 20 años, lo que da cuenta del deterioro en la capacidad de crecimiento y creación de valor de la economía en las últimas dos décadas.

Aun así, el desempeño del país en el último ranking del IMD reflejó que Chile mantiene el liderazgo en la región, seguido por Colombia (54), México (55) y Brasil (58). De acuerdo con la medición, en el área de “desempeño económico” se avanzó del puesto 55 al 44, mientras que en la categoría sobre eficiencia en los negocios se produjo un alza interanual de 1% en finanzas y de 14% en mercado laboral, aunque las prácticas de gestión cayeron 6%.

En cambio, en política fiscal se registró una baja de 3%, mientras que en infraestructura básica se anotó una caída de 2%; en infraestructura tecnológica, de 6%; y en salud y medio ambiente, de 1%. De todas las subcategorías, la peor evaluada fue productividad y eficiencia, en el puesto 62. Estos resultados son coincidentes con las trabas que la permisología y otras falencias imponen a la ejecución de proyectos de inversión y hacen necesario abordar con urgencia los desafíos del país en productividad, burocracia y diversificación.

El impacto de la productividad en la economía chilena fue prácticamente nulo durante 2024, con una variación entre -0,2% y 0,1%, dando cuenta de la exigua capacidad para lograr en un horizonte de corto plazo un mayor dinamismo, que genere crecimiento sostenible y mejores niveles de bienestar. Por otro lado, la permisología genera incertidumbre regulatoria y encarece la toma de decisiones; en tanto que, en materia de diversificación, se requiere una política productiva activa que promueva sectores de mayor valor agregado, impulse la innovación y reduzca la alta dependencia de los commodities.

Tras dos años en que Chile se mantuvo sin variaciones en el ranking de competitividad, hay fundamentos para estar optimistas. Sin embargo, también es indispensable asumir que las ventajas comparativas en sectores estratégicos -como minería, energía, transición verde y alimentos- no se traducirán automáticamente en ventajas competitivas sostenibles. Para lograrlo, se requiere un Estado con mayor capacidad técnica y de ejecución, marcos regulatorios estables y eficientes, y un decidido impulso para una mejor coordinación público-privada que permita escalar proyectos con rapidez y visión de largo plazo.

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