Editorial

Salir de la trampa del ingreso medio

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Un estudio publicado por el Banco Mundial hace unos años definía “la trampa del ingreso medio” como “una situación en la que un país de renta media no consigue hacer la transición a una economía de renta alta debido al aumento de los costes y a la disminución de la competitividad”.

Se trata de un problema largamente estudiado y que aflige a gran parte de las economías emergentes, incluyendo a las principales de América Latina. No tiene que ver, por cierto, con su escala. Sin ir más lejos China, la segunda economía del mundo, es prisionera de dicha “trampa”, pues incluso con un PIB anual que supera los 19 billones de dólares (millones de millones) su producto per cápita rondaba los US$ 13 mil en 2021, más de un 20% inferior al de Chile.

Dejar atrás la trampa de la renta media depende más del pragmatismo económico que del voluntarismo y la ideología.

Salir de la “trampa”, entonces -o permanecer en ella-, tiene que ver con estrategias productivas, decisiones económicas y políticas públicas. En un seminario realizado esta semana en Santiago en el que participaron connotados expertos nacionales y extranjeros, abundaron los comentarios críticos sobre el relativo estancamiento de la economía chilena en la última década (y más), en gran parte explicable por decisiones de orden político que siembran incertidumbre, generan desincentivos y elevan los costos de muchos actores económicos, minando la competitividad del país y su capacidad de producir riqueza.

La respuesta del sector político que hoy gobierna -y de sectores afines en la última década- ha sido poner énfasis en la redistribución, de lo cual las reformas que impulsa el actual Ejecutivo son un fiel ejemplo en temas como impuestos, pensiones y salud, con un fuerte componente de participación estatal. Asimismo, la incertidumbre constitucional o medidas como la jornada de 40 horas -que encarece la contratación sin ser un incentivo a la productividad-, conspiran contra la inversión y la generación de empleo.

En suma, salir de la trampa del ingreso medio depende más del pragmatismo económico que del voluntarismo y la ideología.

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