Factor económico

Los mercados despiertan a la amenaza del riesgo geopolítico

Quizás no hay una guerra declarada en Medio Oriente, pero ni la región ni el mundo es el mismo tras el ataque de Irán.

Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Sábado 20 de abril de 2024 a las 04:00 hrs.
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Por meses, si acaso no los dos últimos años, los mercados se han empeñado en ignorar los crecientes conflictos que amenazan la estabilidad global. Si bien el mundo pareció contener la respiración ante la imagen de los drones y misiles iraníes dirigiéndose hacia Israel, el impacto ha sido hasta ahora limitado. Incluso horas después de la aparente represalia israelí, el petróleo y el oro volvieron a sus niveles previos.

“Los participantes en el mercado parecen haber decidido que el ataque de Irán fue simbólico, cuando en realidad fue frustrado por unas defensas aéreas superiores. Creemos que es un error suponer que las guerras entre Rusia y Ucrania y las de Medio Oriente son de algún modo “guerras Ricitos de Oro”, que se gestionarán y no se agravarán demasiado”, advierte la directora de Fordham Global Foresight, Tina Fordham.

Al cierre de esta edición, Irán habría declarado “fallido” un ataque israelí cerca de una base aérea en Isfahan, la tercera ciudad más grande del país. Israel no se pronunció oficialmente sobre el ataque, y no hay claridad de si se trató de un misil o de drones.

Analistas advierten que sería un error esperar que el conflicto termine tras este episodio, especialmente considerando las presiones políticas sobre el primer ministro Benjamin Netanyahu desde el ala más dura de su partido y coalición de Gobierno.

Para la jefa de riesgo para Medio Oriente y África en BMI, Ramona Moubarak, , un elemento positivo es que el ataque iraní pareció más bien dirigido a demostrar su fuerza ante sus aliados, que a crear verdadero daño físico o provocar víctimas en suelo israelí.

En ese sentido, Moubarak advierte del riesgo que supone el fortalecimiento del denominado “eje de la resistencia” liderado por Irán, y que incluye agrupaciones terroristas como Hamás, Hezbolláh y los hutíes en Yemen. Esto último es uno de los factores tras su predicción de un escenario de mayor riesgo geopolítico en la región por los próximos dos o tres años.

Lo limitado del ataque iraní habría justificado el tipo de acción que habría lanzado este viernes Israel, que se interpretó más como una advertencia de su capacidad de alcanzar territorio de Irán y no una acción que buscaba causar daño físico.

Es el escenario al que BMI da un 50% de probabilidad y que contempla que Irán no respondería con un nuevo ataque. Es un caso en el que las disrupciones en el tráfico áereo y marítimo de la región serían también limitadas, eliminando el riesgo sobre las cadenas de suministro, especialmente de petróleo y combustibles. De ahí que el petróleo se mantendría por debajo de los US$ 100.

Este pronóstico coincide con el escenario más optimista previsto por el Banco Mundial y que contempla una disrupción menor en la cual el principal impacto para el resto del mundo sería un alza del precio del petróleo, pero limitada a un alza de entre 3% y 13% desde el nivel considerado base de US$90 por barril.

Para el director de Hermann consultores, Jorge Hermann, este es un precio que ya incorpora el mayor riesgo geopolítico en Medio Oriente desde el ataque de Hamás contra Israel el pasado 7 de octubre.

Sin embargo, motivaciones políticas internas podrían llevar a que tanto Israel como Irán avancen hacia una espiral de ataques-contraataques, manteniendo el elevado riesgo político y con ellos manteniendo la presión sobre el precio del petróleo.

El caso más drástico sería el de una guerra frontal como entre Rusia y Ucrania. BMI ve solo un 10% de probabilidad para este escenario, que acarrearía una regionalización del conflicto. Un escenario en el que podrían esperarse más sanciones y embargo petrolero contra Irán, ataques contra Israel y sus aliados en la región (especialmente Jordania) y una reducción de las inversiones en la zona afectando a países como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.

El Banco Mundial compara este posible escenario con el impacto producido por el embargo al petróleo árabe en 1973 y que redujo en casi 8% el suministro mundial de petróleo desatando una crisis y recesión. De forma similar, el peor escenario previsto podría llevar al petróleo en torno a los US$ 150 por barril.

Pero desde los años '70 el mundo ha diversificado sus fuentes de energía y reducido en unos 10 puntos su dependencia de la OPEP y el petróleo del Golfo Pérsico. Mientras, el apoyo de China ayudaría a Irán a evadir las eventuales sanciones económicas, tal como ha sucedido con Rusia desde su invasión a Ucrania.

Impacto local y un nuevo súper ciclo

Otro ejemplo que el mercado debería sacar de la guerra entre Rusia y Ucrania es que el impacto de los conflictos puede ser global. El mundo aún está luchando contra el auge inflacionario que agravó la crisis energética desatada por Rusia.

“Los mercados estadounidenses pueden estar en una posición más fuerte para encogerse de hombros ante los conflictos gracias a la independencia energética de Estados Unidos, pero es diferente para países como el Reino Unido y Alemania que son importadores netos de energía y están luchando por salir de la recesión”, advierte Fordham.

Chile es otro de esos países importadores de energía. Hermann proyecta que, de mantenerse el petróleo en precios cercanos a los US$90 y dada la baja de inventarios en EEUU, el precio de los combustibles en Chile subiría $ 32 pesos el 2 de mayo y $ 16 pesos el diésel; y la tendencia al alza se mantendría hacia adelante.

La otra vía de contagio es el dólar. Analistas proyectan que, de agudizarse el conflicto tras la eventual represalia israelí, la divisa estadounidense se aprecie aún más que el 4,5% que ha acumulado en lo que va del año, dado su rol de activo refugio. El impacto sería especialmente grave para las economías emergentes.

El alza de los combustibles y la apreciación del dólar incrementarían las presiones inflacionarias, en lo que sería un obstáculo para que la Reserva Federal y otros bancos centrales avancen con los recortes de tasas de interés.

Uno de ellos sería el Banco Central de Chile. “Si llegamos a tener un shock importante, si el precio del petróleo supera los US$100 por barril, si hay una guerra entre Israel-Irán tipo Ucrania-Rusia, el Banco Central está en un pie más complicado, dado que está en un proceso de bajar la tasa de interés”, apuntó Hermann.

En algo que debería preocupar a los mercados hay una mayor recurrencia de amenazas y eventos de conflicto. Una mirada al Índice de Riesgo Geopolítico, elaborado por los economistas de la Fed Dario Caldara y Mateo Iacovello, muestra un alza considerable del nivel de riesgo desde la invasión de Rusia a Ucrania. Desde el ataque ruso (febrero de 2022), el índice de ubica en un promedio de 50 puntos más alto que los dos años anteriores (febrero de 2020-febrero de 2022).

Fordham sostiene que el mundo ha entrado a un “súper ciclo de riesgo geopolítico”. Un período definido por la presencia de un mayor número de factores de riesgo (por ejemplo, la tensión entre China y Taiwán); más conflictos, e instituciones mundiales más débiles para enfrentarlos.

Como explican Caldara y Iacovello al presentar el índice, períodos sostenidos de mayor riesgo geopolítico están asociados con menores incentivos a la inversión y un aumento de los riesgos a la baja para el crecimiento económico. Suficientes razones para adoptar una mirada, no pesimista, pero más realista sobre la amenaza que se gesta no solo en Medio Oriente, sino en varias regiones.

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