Al Papa Francisco le gustaba la buena comida, “quizás porque era italiano de origen”, recuerda con una sonrisa el economista Stefano Zamagni. En su calidad de presidente honorario de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales del Vaticano, compartió innumerables cenas con el Pontífice a las 8 de la tarde en el comedor de la residencia de Santa Marta. Al Pontífice no le gustaba que le contaran problemas cuando comía porque decía que no se digerían apropiadamente los alimentos. Prefería las historias divertidas.
“Tuve muchas oportunidades de compartir con él porque se sintió particularmente atraído por los problemas económicos y sociales, mientras que Benedicto XVI se sintió más atraído por los teológicos y filosóficos, y yo soy economista”, cuenta Zamagni a DF desde Roma.
“Francisco era una persona muy abierta con todos. A veces se le malinterpretaba porque solía invitar a grandes líderes y empresarios. Esa era una de sus características típicas: le abrió las puertas a todos, pero nunca cambió su opinión o discurso según el carácter de las personas con las que se encontraba”.
Además de la buena comida, con el Papa compartieron reuniones y trabajaron juntos en un proyecto que el Santo Padre dejó inconcluso. En septiembre, en la Asamblea General de Naciones Unidas, Francisco presentaría un documento económico con propuestas para reformar el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), entre otros ejes, para darle mayor relevancia al llamado “sur global”, que incluye regiones como América Latina y África. El grupo de trabajo lo encabezó el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, y está listo para ser entregado a quien asuma en los próximos días como nuevo líder de la Iglesia Católica.
- ¿Cuáles fueron las mayores contribuciones económicas de Francisco?
- La primera contribución fue impulsar una transformación fundamental del paradigma dominante en economía. Paradigma es una palabra griega que significa visión del mundo. Por lo tanto, el Papa Francisco insistió repetidamente en que necesitamos cambiar la visión del mundo con la que observamos la realidad económica. ¿Por qué? Porque el paradigma dominante se basa en un supuesto fundamental: el del homo economicus, que en latín significa hombre económico. El homo economicus opera solo por su propio interés, sin considerar los intereses ni las necesidades de los demás. En segundo lugar, opera de manera racional. Por lo tanto, es un ser humano egoísta y racional.
Lo que el Papa Francisco afirmó es que este supuesto antropológico no se ajusta a la doctrina cristiana. No hace falta ser teólogo para entenderlo. Él dijo: “Aunque hay personas que son egoístas, que solo buscan sus propios intereses, también es cierto que hay muchas personas alrededor del mundo que operan por el bien de los demás”.
Lo segundo se refiere al propósito último de la actividad económica. Para el paradigma dominante, el propósito último es la maximización del bien total. Para el Papa Francisco, el propósito último es la maximización del bien común. Muchos economistas, incluso hoy en día, los confunden porque quizás carecen de formación teológica o filosófica. Asumen que el bien total y el bien común son prácticamente lo mismo. Y no es cierto. De hecho, una contribución fundamental del Papa Francisco fue solicitar a un gran número de economistas reputados de todo el mundo que reformularan la jerga económica.
La tercera contribución se relaciona con el tema del medioambiente. En la encíclica Laudato Si’ Francisco enfatiza la necesidad de una nueva alianza entre la naturaleza y la cultura, es decir, entre el medio ambiente y la sociedad humana.
Ese concepto de alianza la economía convencional nunca lo había considerado, porque la naturaleza siempre se consideró un instrumento al servicio de la sociedad humana para maximizar la tasa de crecimiento de ingresos, capital, riqueza, etc. En esta encíclica el Papa afirma que si queremos afrontar la crisis ambiental, debemos restablecer esta alianza. Esto abrió un nuevo enfoque al estudio del medioambiente, porque es un bien común, ni privado ni público. Y, al ser un bien común, requiere un tipo específico de gobernanza, algo que hasta hace poco nunca se había hecho.
- ¿Cuál era la relación entre el Papa y los líderes empresariales?
- Francisco era una persona muy abierta con todos. A veces se le malinterpretaba porque solía invitar a grandes líderes y empresarios. Esa era una de sus características típicas: le abrió las puertas a todos, pero nunca cambió su opinión o discurso según el carácter de las personas con las que se encontraba. Era muy estricto en cuanto a los principios, pero muy abierto, como debe ser un pastor en su interacción con la gente.
Retos del nuevo Papa
“Estoy seguro de que el sábado tendremos un nuevo Papa, porque hay muchas señales que lo sugieren”, dice Zamagni, y agrega que el nuevo Pontífice tendrá tres retos principales.
“El primero es garantizar la unidad dentro de la diversidad, porque es obvio que el pontificado del Papa Francisco ha creado divisiones dentro de la comunidad católica”, afirma.
El segundo se refiere a la estructura financiera del Estado Vaticano: debido a la caída de las donaciones, se deben aumentar los ingresos, ya que los recortes recortes de gastos no bastan para garantizar la independencia económica.
El tercero es “elaborar un cristianismo moderno que tenga en cuenta las novedades de este período, como la inteligencia artificial, globalización y financiarización de la economía”.