Mientras en el fútbol, el deporte más popular de Chile, ocurre un drama tras otro, en el rodeo, el segundo deporte más popular, ocurre justo lo contrario. Este fin de semana, en el que nuevamente se suspendió un partido de Colo Colo, más de 70.000 personas asistieron a la final del campeonato nacional de rodeo en Rancagua, el Champion. Y lo hicieron con plena normalidad, tranquilidad y alegría, como corresponde a una actividad deportiva de primer nivel.
En el Champion compiten representantes de todas las regiones de Chile, “desde Arica a Magallanes”. Los ganadores de este año, además, vienen de Malleco, una de las zonas más emblemáticas de la Araucanía.
“En estos días, en que escuchamos sesudos análisis sobre la crisis del fútbol, sería bueno mirar para el lado y apelar a los valores de la chilenidad, tal como lo hace el rodeo”.
Y por primera vez, según entiendo, la collera ganadora salió primera y segunda, alargando el final a un desempate, entre los mismos jinetes, pero con distintos caballos. Esto prueba que el rodeo no es solo una competencia entre jinetes, “machos patriarcales”, sino también entre ellos y sus queridos animales.
Llama la atención que el rodeo es capaz de congregar a miles de chilenos sin mayores conflictos, más allá de la épica pelea del Guatón Loyola en Los Andes.
Más gracia aún si se considera que está permitido el expendio de bebidas alcohólicas. Puede ser que el cultivo y promoción de los valores de la chilenidad tiene buenas consecuencias, a diferencia del fútbol, donde a veces se impone la barra brava, los fuegos artificiales, el culto a lo feo y otros elementos propios de la narco-cultura.
No estaban tan perdidos aquellos que denunciaron la alianza entre las barras bravas del fútbol con la Primera Línea y muchas otras escenas de violencia que azotan a nuestro país.
En estos días, en que escuchamos sesudos análisis sobre la crisis del fútbol chileno, sería bueno mirar un poco para el lado y apelar a los valores, las tradiciones y la cultura de la chilenidad, tal como lo hace el rodeo, con excelentes resultados.
En el rodeo, deporte de poca difusión en los medios de comunicación masivos, se congregan miles de chilenos de distinto origen social, que compiten y comparten en sana convivencia, sin padrones únicos de hinchas, sin cordones de seguridad, sin barristas violentos, gracias a que los asistentes cuidan su actividad, sus tradiciones y su cultura. No es poco.
Es de esperar que el fútbol entienda que más carabineros, guardias privados, tecnología, registros, todo eso es útil y necesario. Pero no basta. Es necesario también volver a promover valores de cooperación, respeto y responsabilidad, partiendo por los dirigentes, los jugadores, los comentaristas y así, llegar a los hinchas. Cosa de mirar para el lado y ver como lo hace el rodeo, nuestro deporte nacional.