Diputado Eric Aedo (DC) por mesa de la Cámara: “Si se pierde la Cámara, como ya se perdió el Senado, se acabó la agenda del Gobierno”
Esta es la dura advertencia del legislador falangista, quien estima que la situación que se está dando en esta corporación es responsabilidad de la Segpres.
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El jefe de la bancada de diputados de la Democracia Cristiana (DC), Eric Aedo, dice que no pierde la fe de que el oficialismo, al que no pertenece esta colectividad, pero con el cual pactó, logre mantener la mesa de la Cámara Baja. El lunes 15 es la fecha final y Aedo espera que se profundice el diálogo con algunos sectores que pueden hacer la diferencia, como los diputados que aún quedan en la bancada del Partido de la Gente (PDG).
Aedo es enfático y rígido en su análisis: “La Secretaría General de la Presidencia es el corazón estratégico de un gobierno y perder ambas cámaras, o el Senado o la Cámara de Diputados, cuando se está gobernando, es una derrota estratégica y el que no lo quiere entender así, entonces no entiende que esto es política”.
Por otro lado, en cuanto a la carrera hacia La Moneda, defiende el nombre de la expresidenta Michelle Bachelet como el nombre que debería levantar la centroizquierda y la izquierda.
-¿Usted todavía tiene fe de que el oficialismo podría mantener la mesa de la cámara?
-Sí, creo que esta no es una batalla perdida, creo que aún hay espacio en la medida que La Moneda se involucre en esto.
-¿Cuál es el rol que le asigna a La Moneda en esta negociación?
-Porque si se pierde la Cámara de Diputados, como ya se perdió el Senado, va a ser un efecto directo en la acción del Gobierno, porque si esto sucede, el 15 de abril se acabó la agenda del Gobierno.
-¿Por qué es tan categórico en eso?
-Porque la presidencia de la Cámara y del Senado son las que van a dar prioridad a los proyectos que se van a legislar acá, más allá de las urgencias que ponga el Gobierno; cuál es el trámite, cuáles son los proyectos que se van a conversar, probablemente, en las comisiones; qué va a llegar a la tabla para la votación. El Gobierno no va a tener ese control, lo va a tener la oposición, la derecha y la neoderecha que se ha incorporado. La ministra Vallejo tiene un punto, que esto es una decisión de los parlamentarios, por cierto que lo es, pero esa decisión de los parlamentarios causa un efecto directo en la gestión del Gobierno. Y aún si llegas a perder, es muy distinto un escenario en que pierdes por goleada, a que si tú pierdes de manera estrecha.
-¿Cuál es la diferencia en este caso, si igual se pierde?
-Es distinto, porque si tú pierdes de manera amplia, la tentación que va a tener la nueva mesa y la derecha va a ser la de generar un cambio en el Reglamento de la Cámara y con eso reconfigurar la composición en las comisiones. Entonces, no sólo va a tener la agenda en la mesa, sino que va a tener la agenda en las comisiones más importantes: Constitución, Hacienda, Salud, etc. Pero si el triunfo de la derecha es estrecho, se aminora la posibilidad de ese cambio reglamentario, porque queda una situación de bastante equilibrio y se puede lograr una negociación para neutralizar ese hecho.
-¿Diría que el ministro Elizalde lo ha hecho mal?
-La Secretaría General de la Presidencia es el corazón estratégico de un gobierno y perder ambas cámaras, o el Senado o la Cámara de Diputados cuando se está gobernando, es una derrota estratégica y el que no lo quiere entender así, entonces no entiende que esto es política.
-Cuesta entender el hecho de que la Democracia Cristiana defienda tanto que se mantenga este acuerdo, cuando el que debería asumir si se mantiene, es un diputado comunista, ¿cómo se explica eso?
-Es una buena pregunta. Porque, claro, probablemente desde el punto de vista histórico, a lo que debiéramos estar jugando nosotros es a que nos dé lo mismo que se pierda un comunista. Pero aquí voy a parafrasear el poema de Bertolt Brecht: fue un comunista, no me importó. Fue un judío, no me importó. Fue un árabe, no me importó. Fue un sindicalista, no me importó. Luego vinieron por mí y no había nadie que me defendiera. Y yo sé que la derecha y la neoderecha va a venir por la Democracia Cristiana. Por tanto, para mí la defensa de principios en este minuto es fundamental. Y cuando digo principios, es la palabra empeñada, lo que firmaste en un documento y si el incumplimiento en el Parlamento no tiene una sanción penal ni política, al menos debería tener una sanción ética.
-¿Está hablando de demócratas, siente que se pasaron a la derecha?
-Sí, claramente. Y esa es la contradicción que uno quiere dejar de manifiesto y me parece que políticamente tengo el derecho a manifestarlo así. Lo que quiero decir es que cuando me dicen que me voy de la DC porque la DC se izquierdizó; y, ellos hace pocos meses, cuando ya se habían ido de la DC, cuando ya eran Demócratas, firman a espaldas de la ciudadanía un documento con el Partido Comunista, que es para ellos lo más izquierdoso que existe y luego desconocen eso que firman, están dispuestos a todo.
-¿Ellos son la clave para que el oficialismo mantenga la mesa?
-No, porque hoy día la clave son incluso los diputados que quedan en el PDG respecto de cómo se desencadena esto. Pero sin duda Demócrata obviamente que ha dado un paso y el paso es ponerse en la derecha. Y no puedo dar ese paso, porque yo puedo negociar con la derecha, conversar con la derecha. Y eso lo entiendo desde el punto de vista de Demócratas, si eso es política; pero no me puedo embarcar en el mismo barco de quienes asesinaron o exiliaron o torturaron a mi familia, a los hermanos de mi padre, ahí hay una barrera para mí.
Hacia la presidencial con Bachelet
-¿Diría que lo que está pasando en el Congreso va confluyendo hacia las definiciones presidenciales? Se lo pregunto porque este año comienzan los dos años electorales que terminan la carrera hacia La Moneda.
-Así lo veo. Y, de la misma forma, veo que hacia el mundo la centroizquierda, aunque a algunos les moleste, la figura más potente que sigue siendo Michelle Bachelet. Porque yo puedo perder algo, eso está dentro de las posibilidades políticas, pero es distinto que lo pierda en el desorden y en el caos o de manera ordenada, con un plan de salida. El mundo de la centroizquierda y la izquierda puede perder la próxima presidencial, pero es distinto perderlo en el desorden, que perderlo, por lo menos, con una perspectiva no sólo de orden, sino de un cierto ordenamiento hacia el futuro.
-¿Y usted cree que Bachelet es capaz de aunar al oficialismo?
-Sí, yo siento que sí. Si le pregunto a un demócrata cristiano respecto de Bachelet, hay buena opinión sobre ella; lo mismo si le pregunto a un independiente, a un chileno común y corriente, en general hay buena opinión de ella. Si le pregunto a un socialista, la aplauden más que nada; si le pregunto a un comunista, le da confianza; si le pregunto a un frenteamplista… bueno, el presidente Boric conversa tupido y parejo con ella. O sea, es capaz de generar un espacio en que personas distintas, que tenemos distintas visiones, nos congregamos.
-¿Por qué le parece un buen nombre?
-Porque Bachelet reúne condiciones bien interesantes… Primero, le ganó a Evelyn Matthei 70%-30%. y, más allá de lo que diga la derecha, cada vez que menciono a Bachelet veo como a la derecha le corre un gélido hielo le recorre la espalda. Y, segundo, a Bachelet se le hacen crítica, pero tiene sentido de orden, de autoridad; y creo que ese sentido de orden y de autoridad hace falta para lo que viene. Pero también es capaz de congregar una mirada en donde haya desarrollo económico en Chile, porque creo que después de dos mandatos la presidenta ha aprendido que es importante el desarrollo económico, pero es capaz de conjurarlo con justicia social.
-¿Es importante eso en esta época?
-Sí, porque puro desarrollo social en que la riqueza se sigue acumulando en unos, en los próximos años va a generar otra vez, no un estallido social, pero un malestar social profundo. Por eso me cuesta entender su actitud tan tozuda de la derecha de que no querer avanzar en una reforma previsional.
-¿Por qué cree que es necesario para la oposición avanza en eso, por ejemplo?
-Porque si no avanzan en este Gobierno, ¿van a tener después los votos para avanzar cuando ellos gobiernen?
-En ese sentido, ¿comparte lo que dicen algunos sectores del oficialismo en cuanto a que la oposición le ha negado la sal y el agua al gobierno?
-Creo dos cosas, para ser justo, que la oposición ha sido extremadamente dura negando la sal y, a veces, el agua. Pero este Gobierno tiene una capacidad infinita para autoinfringirse errores. Uno no podría decir con justeza, por ejemplo, que en los temas de seguridad a este Gobierno se le ha negado la sal y el agua, porque el que le ha negado la sal y el agua es su sector de izquierda que no vota los proyectos de seguridad; pero en otros proyectos que tienen que ver con justicia social, sí la oposición ha negado a la sal y el agua. Yo no puedo entender desde el punto de vista racional, sí desde la jugarreta política, por ejemplo, que hayan votado en contra la idea de legislar de la reforma previsional, sin la votación. En ese sentido, me parece que han sido bastante miopes, porque la derecha no mide que con su actitud siembra hoy las tempestades que va a cosechar mañana.