Este lunes se concretó en Santiago la llamada cumbre internacional del progresismo “Democracia Siempre”. Lejos de acallar las críticas, la presencia de los presidentes de Brasil, Lula da Silva; del Gobierno de España, Pedro Sánchez; de Uruguay, Yamandú Orsi; y de Colombia, Gustavo Petro, sumó nuevos cuestionamientos, esta vez, por parte de los candidatos presidenciales Evelyn Matthei y José Antonio Kast.
Dos hechos estuvieron detrás de los dardos a la cita liderada por Gabriel Boric: el contexto internacional marcado por el alza de aranceles de parte de la administración Trump y los problemas internos de los gobernantes presentes en Santiago.
“La democracia no es solo una forma de administrar el poder, es un proyecto colectivo de justicia, dignidad e igualdad”, dijo Boric.
“En vez de estar preocupados de las listas de espera, en vez de estar preocupados del tema del sicario, estamos con un evento que no tengo muy claro qué bien le puede hacer a Chile; y, segundo, claramente los invitados no son personas que refuercen la democracia”, afirmó Matthei, cuya visión se unió a los cuestionamientos que vinieron de parlamentarios de oposición a los gobiernos de todos los países asistentes.
A juicio de Kast, “la democracia se fortalece persiguiendo al crimen organizado, al terrorismo, a la delincuencia, y está en peligro hoy día, precisamente porque el Presidente no se ha hecho cargo de la primera urgencia social de los chilenos, que es la seguridad ciudadana”.
Agregó que “me habría gustado que el Presidente, más que invitar a otros presidentes de naciones de Sudamérica, incluso una de Europa que está siendo cuestionada por temas de probidad, hubiese dedicado todo ese tiempo a estar ahí, junto a las víctimas y generando una acción concreta del Gobierno para combatir el crimen organizado”.
La declaración
Luego de la firma de la declaración conjunta entre todas las partes presentes en la cumbre, el mismo Presidente Boric enfrentó las críticas al encuentro: “No les gusta que nos juntemos, pero nunca es un mal momento para fortalecer la democracia, reafirmar nuestras convicciones sobre el multilateralismo y el respeto irrestricto a derechos humanos siempre”.
“Debemos pasar a la ofensiva ante oligarcas y la ultraderecha que son una internacional del odio y la mentira que ponen en riesgo la democracia”, declaró Sánchez.
Ya en la partida del día, con la fotografía oficial, el jefe de Estado dijo defender la democracia y su rol en la protección de derechos sociales. “Hoy —mencionó— en muchas partes del mundo la democracia está amenazada y no se reduce sólo a fuerza militar. Hay elementos más sutiles como la desinformación, el extremismo, el avance del odio, la corrupción, la concentración del poder y una desigualdad que socava la confianza en lo público y el Estado de derecho”.
En la declaración también reafirmó la defensa del multilateralismo, apuntó contra la desinformación y tecnologías digitales; y extremismos y desigualdad.
También expresó el apoyo a la iniciativa de conformar una coalición que promueva y facilite el establecimiento de una “fiscalidad progresiva y justa, así como fortalecer la cooperación fiscal internacional basada en los principios de transparencia, equidad y soberanía”.
El mandatario de Brasil, Lula da Silva, afirmó: “Debemos diferenciarnos de la ofensiva antidemocrática”.
Boric añadió la necesidad de “enfrentar decididamente la desinformación sin caer en la censura”. Agregó que hay que “defender la verdad, la ciencia y que la mentira no le hace bien a la política”.
Sánchez, a su turno, indicó que se debe “pasar a la ofensiva ante oligarcas y la ultraderecha, que son una internacional del odio y la mentira que ponen en riesgo la democracia” y que “por eso, es nuestro deber moral preservarla y mejorarla”.
Lula da Silva, en tanto, dijo que “debemos diferenciarnos de la ofensiva antidemocrática” y también sostuvo que, para combatir la desigualdad, es necesaria una mayor “justicia tributaria, donde los súper ricos deben ser parte de este esfuerzo” en mejorar la vida de las personas pobres.
Focos de tensión
La mayoría de los mandatarios llegaron a Chile en medio de crisis por casos de corrupción en sus países. Sin embargo, la declaración oficial no mencionó el tema.
En el caso de España, Sánchez ha debido enfrentar casos que involucran a excolaboradores e incluso a su propia familia. En Colombia, Petro ha debido lidiar con conflictos en su propio gabinete, con acusaciones de intentos de derrocamiento, denuncias de actos de corrupción y pagos de coimas para aprobar reformas sociales.
El caso de Lula es especial: fue condenado en 2017 a 12 años de prisión por delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero, pero, luego de 580 días en prisión, fue liberado cuando la justicia anulara su pena por defectos procesales. Ahora, se enfrenta a Donald Trump por el “tarifazo” decretado a raíz de la encarcelación del expresidente Jair Bolsonaro. Sin embargo, el mandatario señaló que ese tema no fue tratado en la cumbre y que corresponde a una conversación en curso entre EEUU y Brasil.
Mientras, Yamandú Orsi lleva cinco meses de mandato y ha debido remover de su cargo a la ministra de Vivienda, que no pagaba impuestos en la propiedad en que vive, y una situación similar enfrentó el exdirector de Planeamiento y Presupuesto.